Home / Blog / Tiburones a la vista. Jueves, 28 de Abril de 2005

abril 28, 2005

Tiburones a la vista. Jueves, 28 de Abril de 2005

BY: Paloma Larena

Topics: 

 

” ! Vamos para el barco ! “, dice Ricardo. En milésimas de segundo mi cerebro procesa el auténtico significado de esas palabras: ” ! Peligro, tiburones ! “. El dedo de mi compañero señala hacia abajo, a unos diez o doce metros, a la izquierda. Justo donde termina el arrecife y empieza un profundo barranco submarino con fondo arenoso, veo aparecer al animal. Si hubiera podido frotarme los ojos bajo el agua lo hubiera hecho. Pero el instante la fascinación deja paso a un miedo visceral. Intentando moverme con calma me he pegado a mi compañero de buceo, que me empuja hacia una zona de rocas menos profunda. Parapetados desde allí, donde el tiburón tendría más difícil acceder, le observamos pasar con una mezcla de elegancia y poderío, dominando su territorio. Nosotros somos los intrusos.

A una indicación de Ricardo, emergemos mirando instintivamente hacia el barco para calcular la distancia que nos queda por nadar. Estamos a tan sólo 60-70 metros, pero parece lejísimos. Tengo miedo de que en el trayecto aparezcan más tiburones y de sufrir un ataque. ¡ Ahora, vamos allá !, dice Ricardo. Miro hacia abajo, nada mas empezar a atravesar la vaguada arenosa, y compruebo que, por la derecha llega otro tiburón, esta vez a tan sólo unos cinco metros. Agarro la mano de mi compañero y la aprieto con fuerza, pegándome todo lo que puedo a él, mientras el aleteo bajo el agua se me hace una eternidad. Ni que tuviéramos plomo en las piernas. Decido no volver a mirar hacia abajo y cuando apenas nos quedan diez metros empezamos a nadar más deprisa. Yo no lo sabía, pero luego me lo ha dicho Ricardo, había un tercer tiburón a nuestra izquierda.

  

Epinephelus striatusCoral Caverns

Salvo este pequeño contratiempo, todo ha ido muy bien para los expedicionarios de Oceana. Habíamos decidido que mientras el equipo de buceadores hiciera su trabajo de filmación y fotografía submarina de tiburones, nosotros nos mantendríamos en un arrecife somero denominado Coral Caverns ( Cavernas de Coral ), localizando a los meros de Nassau ( Epinephelus striatus ). Al contrario de otros arrecifes similares que hemos documentado ( donde abundaban los animales juveniles ) este tenía una mayor cantidad de especímenes adultos y de gran tamaño.

Megalops atlanticus

 

 

Allí hemos visto a los peces loro ( Scaridae ) con los colores característicos de estas especies en su edad reproductora. ” Al igual que los peces loro, muchos animales de arrecife tienen aspectos y tonalidades muy distintos a lo largo de su vida, desde que son larvas hasta la madurez “, explica Ricardo, mientras nos enseña la guía de reconocimiento de especies donde se distinguen clarísimamente los diferentes estadios evolutivos. También hemos observado bastantes meros y tarpones ( Megalops atlanticus ), un pez con aspecto de agua dulce, con gigantescas escamas, que puede llegar a superar los dos metros de largo. En palabras de la camarógrafa, Mar, son ” espectaculares, parecen prehistóricos por su tamaño y apariencia “.

Carcharhinus melanopterusLo excepcional es que ataquen

Así iba todo cuando los tiburones decidieron venir al punto donde estábamos nosotros y no a donde los buceadores estaban esperándoles. El primero era un tiburón toro ( Carcharhinus leucas ), especie que forma parte de la denominada triada maldita, junto con el gran tiburón blanco ( Carcharodon carcharias ) y el tiburón tigre ( Galeocerdo cuvieri ). Los otros dos eran tiburones puntas negras de arrecife ( Carcharhinus limbatus ).

La verdad es que ver un tiburón debe impresionar siempre, pero en la mayoría de los casos se muestran totalmente inofensivos: lo extraño y excepcional es que ataquen. Eso no quiere decir que no se deba tener cautela. Es lo mismo que si estuviéramos en la sabana y viéramos leones. En especial cuando uno de ellos es un tiburón toro de más de dos metros, como el que paso junto a nosotros.

La experiencia en Coral Caverns había sido tan fructífera que decidimos volver por la tarde para realizar dos nuevas inmersiones. No contábamos con un nuevo imprevisto: nada más lanzarse al agua, sonó la alarma de humedad en la cámara de Mar.