abril 19, 2005
Sole vuelve al agua. Martes, 19 de Abril de 2005
Sole se ha vuelto a tirar hoy al agua para seguir con la limpieza del casco y tomar unas fotografías del estado en que se encuentra. Nuño, el capitán, le ha dado instrucciones precisas del área y piezas que tiene que revisar. ” Hoy le he pedido que examine con detalle la corredera, una hélice pequeñita que marca la velocidad y la distancia recorridas, además de seguir quitando los restos de algas que hayan quedado adheridas después de nuestra larga travesía tropical “. Todas las precauciones son pocas, ya que nos quedan sólo unos días para partir de Harbour Towne Marina, en Fort Lauderdale ( Florida ).
Antes que cualquier otra cosa, Sole revisa su cámara de fotos. Especialmente la carcasa estanca en donde irá protegida. Primero extrae la goma que sella la caja y la unta con una especie de silicona transparente. ” Es para que no se reseque – me explica – y evitar que le entre agua “. Al parecer, es conveniente repetir esta operación cada tres inmersiones, más o menos. ” Hace varios días que no lo hago, así que voy a darle un buen repaso “. También se asegura de que la goma no tiene ningún pelito, ni un rasguño ni el más mínimo desperfecto, ya que eso podría estropear la cámara y arruinar el objetivo de la inmersión.
Luego, inmediatamente antes de sumergirse, revisa todo el equipo de buceo. Y ya perfectamente equipada con su traje de neopreno, llaman la atención el cepillo y el rascador que cuelgan cada uno de un cabo, a ambos lados de su cuerpo. Serán sus herramientas de trabajo bajo el agua, donde va a permanecer por espacio de una hora. A Sole, bucear en agua turbia y oleosa, como suele ser la de los puertos, luchando con el cepillo y el rascador para arrancar las algas y los cirrípedos ( pequeños crustáceos que se van adhiriendo al barco ) no es lo que más le gusta, evidentemente. ” Nadar entre porquería para rascar porquería “, así es como resume parte de su tarea de hoy. Tiene claro que esto forma parte de su misión a bordo del catamarán Ranger y lo asume con disciplina y una sonrisa, entre las bromas de parte de sus compañeros, Mar y Houssine, que la han ayudado con los preparativos. ” Si hay algún imprevisto y tengo que salir pitando, me avisas con tres golpes en el casco “, acuerda con el capitán, antes de desaparecer bajo uno de los patines del Ranger.
Soledad Esnaola tiene 24 años y es buceadora de rescate. Estudió Ciencias del Mar e hizo estudios de postgrado en la Universidad de Queensland ( Australia ), especializándose en cetáceos. Trabaja para ZOEA, la escuela de submarinismo e investigación marina que colabora con Oceana desde el comienzo de esta Expedición Transoceánica. Sole lleva a bordo prácticamente desde que el barco inició su singladura y aún le quedan un par de meses más en el Ranger.