marzo 13, 2014
Los mares europeos, en estado preocupante
En 2008, los Estados Miembros de la UE adoptaron la ambiciosa decisión de conservar y recuperar los mares europeos para 2020. Tras años de negociaciones, se adoptó la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina, con el objetivo de abordar todas las actividades humanas que afectaran a la calidad del medio marino. Hoy, cinco años después de su adopción y seis antes del plazo establecido, esa meta parece algo más que un simple desafío.
Hace dos semanas, la Comisión Europea publicó su primera evaluación de progreso, dando a conocer un retrato sombrío del estado de nuestros mares y, lo que es peor, una falta generalizada de ambición entre nuestros gobiernos. Como resumió el comisario europeo de medio ambiente, Janez Poto?nik: “El mensaje es claro: los mares y océanos de Europa se encuentran en un estado preocupante”.
Lo más relevante fueron los malos resultados de los países nórdicos bañados por el Báltico, a causa de la falta de coordinación entre países vecinos cuando se definió el objetivo de 2020. Sencillamente, fueron incapaces de llegar a un acuerdo de indicadores comunes para evaluar cómo debería ser un mar saludable: ¿Cuántos peces debería haber? ¿Cuál es el nivel tolerable de sustancias nocivas o ruido submarino? ¿Cómo de contaminado puede estar el pescado? ¿Qué especies necesitan protección y qué debería hacerse para ello?
Tampoco consiguieron armar un plan coherente que integrara diferentes actividades, como agua, agricultura o conservación de la naturaleza.
Lo más preocupante en este momento es que se suponía que en estos cinco años de atrás debían sentarse las bases de las medidas concretas que se adoptarían en los seis siguientes. La falta de ambición que hemos visto hasta ahora hace tambalearse los objetivos de la directiva.
Pero este deprimente informe de mitad del proyecto es un toque de atención necesario y la buena noticia es que no hay que reinventar la rueda, ya que existen herramientas para avanzar en la dirección correcta. Precisamente la semana pasada los países del Báltico celebraron 40 años de éxitos en la cooperación regional bajo el paraguas de HELCOM. Este trabajo conjunto ha proporcionado herramientas de gran utilidad para los países que quieran contribuir a la aplicación de la directiva.
Lamentablemente, los dirigentes de estos países son reacios a emplear las mismas herramientas que desarrollaron y acordaron utilizar hace tanto tiempo. Los países del Báltico parecen un matrimonio disfuncional: tras 40 años juntos han dejado de hablarse y cuando se trata de que las cosas funcionen, prefieren hacerlo solos que juntos.
Y, por desgracia, estas carencias y retrasos no son solo del Báltico: estamos viendo que los países del Atlántico y el Mediterráneo también arrastran los pies.
Más información en la página de la Agencia Europea de Medio Ambiente.