Pesquerías de profundidad en el Atlántico Nordeste
Las aguas profundas comienzan 200 m bajo la superficie, donde ya no penetra la luz del sol, y la pesca en ellas supera la cota de los 1.500 m. La mayoría de las pesquerías de profundidad del Atlántico Nordeste surgieron en la segunda mitad del siglo XX, tras el declive de los tradicionales stocks de la plataforma continental y ayudadas por nuevas tecnologías. Su objetivo son algunas especies consumidas habitualmente, como el besugo (Pagellus bogaraveo) o el sable negro (Aphanopus carbo).
Las especies que viven a estas profundidades se han adaptado a un entorno frío y oscuro, con pocos nutrientes. Como consecuencia, se caracterizan por bajas tasas de crecimiento, madurez sexual tardía, poca descendencia y larga longevidad. Esto les hace extremadamente vulnerables a la sobrepesca, porque su capacidad de recuperación es muy limitada.
Los tiburones y rayas de profundidad se encuentran entre las especies más vulnerables, ya que una vez se agota un stock, puede tardar siglos en recuperarse. Por ejemplo, las poblaciones de quelvacho (Centrophorus granulosus) y tollo pajarito (Deania calcea) –ambos capturados por la flota de la UE– tardan en duplicarse 55 y 49 años, respectivamente. Los tiburones de profundidad han sido muy perseguidos por sus hígados, que contienen escualeno utilizado para fabricar cosméticos y suplementos dietéticos de ácidos Omega 3. Debido al grave declive sufrido por varias de las especies más capturadas, se ha prohibido retener a bordo o desembarcar 17 especies de tiburones de profundidad.
Los organismos de las profundidades se refugian en ecosistemas frágiles, como arrecifes de coral, lechos de esponjas o chimeneas hidrotermales, que representan importantes focos de biodiversidad. Las Naciones Unidas los consideran Ecosistemas Marinos Vulnerables y piden que se protejan de los daños causados por artes de pesca de fondo, como el arrastre, capaz de dañar o destruir todo lo que se cruce en su camino.
Impacto de la pesca
Los datos sobre capturas, descartes, desembarcos y esfuerzo pesquero en aguas profundas son escasos. Sin embargo, las evidencias científicas apuntan a que la mayoría de los stocks de profundidad de la UE se han explotado por encima de los niveles sostenibles. Muchos se hallan en niveles de riesgo biológico, y se ha prohibido la retención a bordo y desembarco de 21 especies por su preocupante situación. Las técnicas pesqueras no selectivas y destructivas son los principales causantes de esta sobreexplotación.
La mayoría de las pesquerías de profundidad captura una mezcla de especies, incluso algunas no objetivo, como tiburones amenazados. De media, el 50% de las capturas de arrastre de profundidad se compone de especies no comerciales y juveniles y en algunos lances este porcentaje puede alcanzar el 80%. Estos animales suelen descartarse y su supervivencia es prácticamente nula por los efectos de los cambios de presión y la abrasión de las redes.
Además del impacto directo sobre las especies, algunos tipos de pesca de fondo dañan y destruyen para siempre hábitats de profundidad. Por ejemplo, el arrastre de profundidad elimina el 90% de los corales y esponjas de algunas zonas, afectando así a los lugares de puesta, cría, refugio y alimentación de muchas especies, es decir, destrozando hábitats esenciales para peces. De hecho, se considera que el impacto del arrastre de fondo en el Atlántico Nordeste es mayor que la suma de todas las demás actividades humanas, incluyendo el tendido de cables submarinos, vertido de basuras y exploración de hidrocarburos.
La rentabilidad de las pesquerías de profundidad es inversamente proporcional a los daños que causan. Las del Atlántico Nordeste representan un mero 1,1% del total de capturas de la flota de la UE en esta región. Asimismo, los costes de muchas de estas actividades pesqueras, en especial el arrastre de fondo, son tan elevados que solo se pueden sufragar gracias a ingentes subvenciones.
¿Qué hace Oceana?
La UE comenzó a gestionar los stocks de profundidad en 2002, pero el Reglamento (CE) 2347/2000 no se ha traducido en una gestión sostenible. Pocas especies cuentan con límites de capturas (Totales Admisibles de Capturas o TAC) y esos TAC a menudo superan lo recomendado por los científicos. No solo eso: en un 50% de los casos, las capturas reales exceden los TAC. Muchas especies no están contempladas en el reglamento, de modo que carecen por completo de gestión y se pueden capturar en cantidades ilimitadas.
El reglamento tampoco restringe el uso de artes de pesca destructivas (como el arrastre y el enmalle de fondo) ni protege de ellas a los ecosistemas, ni refleja los compromisos internacionales adquiridos por la UE mediante las resoluciones 61/105 y 64/72 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que instan a los Estados de bandera a implantar medidas de conservación y gestión para proteger a los Ecosistemas Marinos Vulnerables (EMV).
La Comisión Europea propuso un nuevo reglamento en 2012 orientado a explotar de forma sostenible la pesca de profundidad, minimizar su impacto ambiental y mejorar el conocimiento científico sobre estos recursos y hábitats. Esta propuesta también incluía la eliminación gradual de artes de pesca destructivas y no selectivas cuyas especies objetivo son de profundidad, debido al daño físico directo que infligen a los EMV y las altas tasas de capturas accidentales.
El Parlamento Europeo debatió el asunto a lo largo de 2013 y en diciembre adoptó su posición, incluyendo un amplio paquete de medidas para mejorar la gestión y conservación de especies y ecosistemas de profundidad. Lamentablemente, y debido a un error humano (tan simple como presionar el botón de voto equivocado), la prohibición de artes destructivas y no selectivas fue rechazada por una diferencia de tan solo 16 votos.
En la actualidad, se están celebrando los trílogos entre el Parlamento, el Consejo de ministros de Pesca y la Comisión. Durante el proceso, Oceana sigue impulsando medidas como:
- Mayor protección para los tiburones de profundidad, incluyendo todos los quelvachos (Centrophorus spp.).
- Definición clara y sin vaguedades de “pesca dirigida a especies de aguas profundas”.
- Establecimiento de niveles de pesca mediante límites de capturas que sigan estrictamente las recomendaciones científicas y consideren el impacto en las especies no objetivo.
- Cierre de áreas con EMV (ej. arrecifes de corales y lechos de esponjas de profundidad) al arrastre de fondo.
- Evaluaciones de impacto ambiental tanto en nuevas áreas de pesca como en las ya existentes antes de autorizar pesca de profundidad.
- Medidas para evitar la sobrepesca, el exceso de capacidad pesquera, las capturas accidentales, los descartes y la pesca ilegal en todas las pesquerías de profundidad.
- Eliminación progresiva de artes de pesca destructivas y no selectivas (ej. arrastre de fondo y enmalle de profundidad) para la pesca dirigida a especies de profundidad.
- Estricto condicionamiento de la autorización de buques a la cooperación en la recogida de datos científicos.
Myths and facts about deep-sea fisheries in the North-East Atlantic Ocean