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junio 17, 2006

Vuelta a Agropoli

 

Ayer zarpamos de Agrópoli rumbo Sur para observar la actividad pesquera a partir de la cota de los mil metros y utilizar el software Olex, instalado este año en el barco, para cartografiar un monte submarino en el que las isobatas (líneas que unen los puntos de igual profundidad) caen de 1200 a 70.

Durante la noche, Carlos planificó los transectos que tendría que recorrer el Ranger para que se pudiera obtener un máximo rendimiento de la información facilitada por la sonda. El resto de la tripulación se fue relevando en las guardias, oteando constantemente el horizonte a la búsqueda de cualquier indicio de actividad pesquera.

Cuando me embarqué, tenía la imagen de lugares que conozco, en los que todavía se puede ver al caer tarde como los pesqueros salen a faenar, en el horizonte aparecen pequeñas luces y a la mañana siguiente los mercados se llenan con las capturas de la noche.

Llevo casi una semana en el Ranger, observando pesqueros tanto en puerto como faenando, y no deja de sorprenderme la ausencia de “vida”; podemos pasar horas navegando sin ver absolutamente nada. Las capturas que vimos descargar tanto en Agrópoli como en Ischia eran pocas y de tamaño reducido, el volumen de la flota que vemos faenando es mínimo, y las artes utilizadas poco o nada selectivas, como si intentaran apurar los restos de la pesquería. Desde que comenzó la expedición, se han realizado muy pocos avistamientos de cetáceos y, en la mayoría de los casos, han sido delfínidos.

Indi, nuestro cocinero, dice que la nada también constituye un dato. Espero que tenga razón, y que documentar el estado en el que se encuentra el Mar Mediterráneo haga recapacitar a aquellos que pueden y deben decidir su recuperación y protección.

Hoy, volveremos a Agrópoli para recoger a Xavier, Juan y Quique, que, por lo que nos han contado por teléfono, han encontrado mucha actividad de rederos en la costa de Calabria y en la costa norte Siciliana.