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septiembre 1, 2023

Viviendo en las profundidades marinas

Cangrejo nadador de fondo (Bathynectes maravigna), esponja cristal (Asconema setubalense) y gallineta (Helicolenus dactylopterus). Banco de Cabliers, Mar de Alborán.

 

Viviendo en las profundidades marinas

El desconocimiento sobre las profundidades marinas es inmenso, casi tanto como la superficie que ocupan estas zonas. Para empezar a comprender este otro mundo y sus curiosidades debemos tener algunos datos en cuenta:

La profundidad media de los océanos es de unos 3.800 metros (casi 12 veces la altura de la torre Eiffel). La inmensa mayoría de los muestreos marinos e inmersiones de submarinistas apenas arañan la “epidermis” del mar.

Salvo la estrecha franja continental submarina que se extiende desde la costa hasta unos pocos kilómetros mar adentro, el resto, más de un 95% de los océanos, está a más de 200 metros de profundidad.

La profundidad máxima del océano está en la Fosa de las Marianas, en el llamado Abismo de Challenger, donde se alcanzan casi 11 kilómetros debajo del nivel del mar.

Animales de las profundidades marinas

A partir de los 200 metros, salvo en zonas de aguas muy claras, la luz desaparece y entramos en un mundo totalmente a oscuras.

Al no entrar la luz, no pueden desarrollarse los organismos fotosintéticos. Es decir, no hay plantas, ni algas, ni fitoplancton, ni otros organismos que realicen la fotosíntesis. Por tanto, es el dominio de los animales, sobre todo de aquellos que se fijan en el fondo marino y cumplen papeles similares a las de las plantas terrestres, formando bosques y estructuras que sirven para el cobijo, sustento, alimentación y reproducción de otras muchas especies.

Corales y esponjas suelen encontrarse entre los más importantes y comunes dentro de ese tipo de animales creadores de hábitats.

Frío y falta de oxígeno

Si no llega la luz, también se reduce la capacidad calentadora del sol, por lo que las temperaturas suelen ser gélidas. A partir de los -150 metros, rara vez hay más de 10-15º, ni en las aguas tropicales. No es extraño que a estas profundidades estemos a tan solo 5º o 6º. Y en algunas zonas muy profundas podemos llegar a estar incluso bajo cero, gracias a una mayor densidad y salinidad que impide la congelación del agua.

En general, la densidad de oxígeno en el agua es muy inferior a la que encontramos en el aire (7-8 mg/l en agua marina, frente a 210 mg/l en la atmósfera que respiramos). Dado que el oxígeno penetra y se disuelve en las capas superficiales del mar, es en esta zona donde encontramos mayor cantidad de O2, mientras que a mayor profundidad va llegando menos, creándose una zona de baja disolución que se extiende entre los 100 y casi 1.000 metros de profundidad.

Pero a partir de aquí, se produce la situación contraria. Las frías aguas de las profundidades son más ricas en oxígeno. Esto se debe a la circulación marina, que hunde las aguas frías polares ricas en oxígeno y a, a través de las corrientes marinas, las distribuye por todos los fondos profundos del planeta.

Las corrientes marinas no se encuentran solo en superficie. A todas profundidades podemos encontrar grandes movimientos de masas de aguas. Algunas recorren miles de kilómetros y pueden llevar aguas frías de la Antártida hasta aguas europeas, o aguas árticas hasta el trópico. Esto también contribuye de forma decisiva a la frialdad de las aguas profundas.

Fauna bajo presión

La presión del agua aumenta una atmósfera por cada 10 metros, lo que quiere decir que a solo 10 metros soportaríamos una presión de un kilo en cada centímetro de nuestro cuerpo. A 1.000 metros unos 100 kilos por centímetro, y así hasta las zonas más profundas.

No obstante, esta presión parece afectar bastante poco a las especies marinas que viven en distintas profundidades. El mayor impacto se da cuando cambian de presión/profundidad, lo que puede llegar a reventar el cuerpo de estas especies.

Para poder moverse entre diferentes profundidades, lo más importante para los animales es no tener grandes cantidades de gases en el cuerpo, ni oxígeno, ni dióxido de carbono, ni otros que puedan expandirse o disminuir provocando daños en el metabolismo y en la estructura corporal.

Otra de las características de estas aguas es la mayor dispersión de los organismos, con amplias zonas con una baja densidad de seres, lo que reduce la capacidad de encontrar compañeros/as, pero también de conseguir presas. Esto sobre todo es aplicable a la columna de agua, ya que, en los fondos marinos, corales, esponjas, briozoos y otros organismos marinos pueden ocupar grandes extensiones en densidades impresionantes.

De la penumbra a la oscuridad total

El océano se divide en varios niveles, según el rango de profundidades:

  • El área que va entre los 200 y 1.000 se conoce como zona mesopelágica o de penumbra. Es una zona muy influenciada por lo que pasa más arriba y por las migraciones verticales del plancton, por lo que muchas especies pueden moverse en un amplio rango batimétrico.
  • Se habla de zona batial entre los 1.000 y 4.000 metros.
  • De 4.000 a 6.000 encontramos la zona abisal.
  • A partir de aquí y hasta las mayores profundidades, se encuentra la zona hadal.

Pero cuando hablamos de los fondos marinos, ya consideramos batial los lugares donde la luz no penetra o, si lo hace, es de tan baja intensidad que no permite realizar la fotosíntesis. Esto suele ocurrir más allá de los 200 metros y es donde encontramos un cambio radical en las especies dominantes.

En las expediciones de Oceana, trabajamos con robot submarino (ROV, remotely operated vehicle) hasta 1.000 metros bajo la superficie. Esto nos permite explorar aguas profundas del Atlántico y el Mediterráneo y proponer medidas para preservar los ecosistemas de profundidad, que suelen ser los grandes olvidados.

Cómo vivir en las profundidades

En resumen, si quieres vivir en las profundidades marinas, tienes que buscarte un buen abrigo, generar tu propia luz o desarrollar sistemas que amplifiquen el sentido del tacto, prepararte para vivir a cámara lenta –en una vida más tranquila y longeva–, tener paciencia para encontrar pareja, resistir la presión (no el estrés) y, sobre todo, ser oportunista y no muy exquisito, ya que tendrás más éxito si te alimentas de lo que cae desde la superficie marina, ya sean heces, organismos muertos o restos.

En los fondos marinos no solo hay extensas llanuras llenas de sedimento; también existen montañas y cordilleras marinas, cañones submarinos, acantilados, escarpes, laderas, fosas, volcanes, fuentes hidrotermales, zonas de escape de gases, lagos hipersalinos, etcétera. Los fondos marinos son todo menos aburridos.