julio 30, 2008
Un lugar al que regresar…
Montando sobre las olas del barco de investigación Marviva Med a 10 millas náuticas por hora, mirando mar adentro, hacia Atenas, Grecia, el tiempo se detiene un instante cuando el aire se calma y el mar se vuelve tan transparente como el cristal. Con la quietud, llega una manada de delfines cabalgando las olas al lado del barco.
Mirando desde la proa hacia abajo, durante este momento surrealista que pareció una eternidad, danzamos en un diálogo mental de comunicación no verbal y comprensión cerebral. Al desvanecerse la calma del mar, lo hacen también los delfines, pero estoy seguro de que, como yo, compartirán sus historias con vosotros.
Según me prepare para partir hacia mi apartamento en Nueva York, me siento muy afortunado de haber tenido la oportunidad de documentar imágenes y experiencias con todos vosotros. Entre bastidores, me siento aún más afortunado de poder decir que el equipo de personas con el que he trabajado día y noche, se ha convertido en algo más que amigos, en una estrecha familia unida por el amor al océano y la pasión de disfrutar el lugar que todos llamamos hogar, el Mar Mediterráneo.
Henchida mi alma de deseo
De penetrar el secreto del océano,
Y siente en el pulso de sus venas repercutir
Los hondos latidos del gigantesco abismo.
~ H.W. Longfellow, El Secreto del Mar
Durante los dos próximos días, mientras estemos atracados en Atenas, Grecia, la tripulación cambiará, y dará comienzo la siguiente fase de la campaña.