Nos hemos adaptado rápidamente a la rutina del Ranger después de un descanso de un día en Gibraltar. Mientras que está en el mar, el barco requiere una rutina de mantenimiento las 24 horas del día, y si no fuera por una estricta programación, no podríamos maniobrarlo.
Para la mayor parte de nosotros, el día comienza a las 8 de la mañana, cuando nos sacudimos los últimos restos de sueño y nos sentamos para disfrutar de un desayuno simple consistente en fruta o tostadas. Comprobamos el tablón de anuncios para ver si a alguien se le han asignado responsabilidades adicionales. Uno de nosotros actuará como «marmitón» o lavaplatos, y dos más serán los encargados de limpiar los retretes. La única persona inmune a esta tarea tan poco glamurosa es la cocinera, Patricia. Supongo que tiene algo que ver con no querer que la persona que prepara la comida limpie los baños… por supuesto, no me quejo.
Durante el día, uno de los cuatro miembros de la tripulación (Jesús, Nuño, Justino y Mario) estarán de guardia en turnos de tres horas desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche. Suzannah, Sylvia y yo deambularemos sobre el puente y bajo la cubierta a lo largo de la mañana. Sobre el puente, buscamos vida marina y flotillas de pesca ilegal. Cuando avistamos delfines, los gritos de aviso atraerán corriendo a cualquiera que esté al alcance de la voz, algunas veces demasiado tarde para poder verlos realmente. Bajo el puente, escribimos, estudiamos los materiales de la campaña o revisamos el correo electrónico (cuando Internet decide cooperar).
Patricia comenzará a preparar la comida aproximadamente a las 12:30, y nos sentaremos a comer sobre las 13:30 o 14:00 horas. La comida siempre consiste en ensalada y pan, y habitualmente un plato fuerte como sopa, paella, hamburguesas o pasta.
La tarde transcurre en gran medida igual que la mañana. En las semanas siguientes, muchas tardes las pasaremos realizando actividades de investigación: buceando y explorando el hábitat marino con el vehículo por control remoto (remote operating vehicle o ROV). Pero por ahora, nuestra principal prioridad será llegar con el Ranger a Vigo a tiempo para encontrarnos con el resto de la tripulación.
A las 20:00 horas, la oscuridad y los peligros de la noche requieren turnos de dos personas, forzando a los cuatro marineros a dormir en tandas de tres horas. Esto hace que sintamos una mezcla incómoda de agradecimiento y simpatía, pero aquellos de nosotros que no somos marineros no tenemos la formación de esta tripulación experimentada. Algunas veces nos entretenemos en la bañera después de oscurecer, haciéndoles compañía y vigilando por si avistamos otros barcos en el horizonte.
La cena se sirve a las 21 o las 22 horas, y consiste habitualmente en un buffet con las sobras de los últimos días. Después de ello, algunos ven una película mientras que los demás se dedican a leer o a charlar. Y a continuación nos retiramos a nuestros camastros para lo que normalmente es una noche de sueño irregular, dependiendo de las condiciones climatológicas, hasta que nos despertamos y repetimos de nuevo todo al día siguiente.