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mayo 7, 2014

Tiburones de profundidad: poco conocidos, peor gestionados

BY: Allison Perry

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© OCEANA

 

Las fascinantes especies que viven en las profundidades marinas, a cientos de metros bajo la superficie, son algunas de las menos indicadas del mundo para soportar la pesca comercial. Su fisiología se ha adaptado a vivir en un entorno frío y oscuro, con recursos dispersos y poco abundantes. Como resultado, los procesos biológicos de muchas especies de profundidad transcurren a una escala temporal mucho más lenta que los de aguas someras: crecen despacio, se reproducen a edad tardía y pueden vivir muchos años. Por ejemplo, el pez diablo (Epigonus telescopus), una especie que se encuentra en fondos blandos de las profundidades del Atlántico, el Índico y el Pacífico, puede llegar a los 104 años.

Debido a que viven a mucha profundidad, su estudio y observación es mucho más complicado y costoso que los de otras especies más superficiales, por lo que se sabe muy poco de la mayoría de las especies de profundidad. Muchas se conocen a través de capturas accidentales, entre las muchas especies que la pesca comercial atrapa y descarta (muertas) por la borda. La falta de conocimiento sobre sus poblaciones, junto con las ineficientes medidas de gestión que lleva aplicando la UE desde 2002, ha llevado a una situación tan alarmante como previsible: del centenar de especies que capturan las pesquerías de profundidad del Atlántico Nordeste, solo tres cuentan con uno o más stocks que parecen estar en buen estado.

Entre las especies más vulnerables y menos conocidas están los tiburones de profundidad. Estos fascinantes animales suelen ser criaturas de piel oscura, con ojos enormes y de un verde iridiscente que les permiten atrapar toda la luz posible en aguas oscuras. Entre los peces de profundidad, los tiburones son particularmente longevos y tardan en recuperarse de la sobrepesca. El crecimiento de sus poblaciones está entre los más lentos de todos los peces que se conocen, con especies como el tollo pajarito (Deania calcea), que en condiciones naturales sin presión pesquera tarda medio siglo en duplicar su población.

En la UE, el estado de los tiburones de profundidad es objeto de seria preocupación. Algunas especies han sufrido una severa sobrepesca al ser objetivo de pesquerías que codiciaban sus grandes hígados, ricos en aceites utilizados en cosmética, suplementos dietéticos e incluso vacunas. Como resultado, en 2012 se prohibió la pesca, retención a bordo y desembarco de 17 especies de tiburones de profundidad por estar agotados o por su elevada probabilidad de colapso en caso de sufrir presión pesquera. 

Esta medida representó un paso positivo y necesario, aunque no es suficiente. Contribuye a evitar pesquerías dirigidas a estas vulnerables especies, pero no impide que sean capturadas accidentalmente (y mueran) en pesquerías de profundidad. Tampoco incluye todos los tiburones de profundidad capturados por las pesquerías del Atlántico Nordeste.

Un ejemplo sangrante es el de los quelvachos (Centrophorus spp.), que han sufrido una intensa pesca objetivo para el comercio de aceite de hígado de tiburón y han registrado declives significativos en algunas especies. Hasta hace poco, las medidas de gestión de la UE solo se aplicaban a dos especies (C. granulosus y C. squamosus), mientras que al menos otra dos (C. lusitanicus y C. niaukang) carecían de gestión. En 2013, el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) recomendó que se gestionaran todos los quelvachos dada su elevada vulnerabilidad a la sobreexplotación y que las diferentes especies muestran un aspecto muy similar, lo que podría crear vacíos legales en la aplicación de las medidas de gestión si estas solo se aplicaran a algunas especies y no a todas. Tras la recomendación del CIEM, se ha prohibido la retención a bordo y el desembarco de todos los quelvachos durante 2014. Sin embargo, el actual reglamento de 2002 sobre pesquerías de profundidad en el Atlántico Nordeste contiene solo dos especies. Es importante que se incluyan todos los quelvachos en la revisión del reglamento, para garantizar así la aplicación de todas las medidas de gestión relevantes a este vulnerable grupo de tiburones.    

Este ejemplo es solo uno de tantos que ponen de relieve por qué el reglamento de la UE de pesca de profundidad en el Atlántico Nordeste necesita una seria revisión. Por ello, pedimos que el nuevo reglamento, que se está discutiendo actualmente en el Consejo de Ministros de la UE, sea aplicable a todas las especies de aguas profundas, sin ningún tipo de aplicación diferida.

Firma nuestra petición conjunta de las ONG en la que pedimos a España que lidere y apoye medidas sólidas para la gestión de la pesca de profundidad en la UE, para asegurar pesquerías sostenibles y proteger hábitats vulnerables de profundidad como corales de aguas frías y esponjas.

(Artículo publicado originalmente en Efeverde)