mayo 2, 2005
Por el triángulo de las Bermudas. Lunes, 2 de Mayo de 2005
5:30 p.m. Casi al poco de zarpar de Bahamas el capitán ordenó izar las velas y hemos seguido así hasta ahora. El frente frío que dificultó nuestra salida ha quedado atrás. Ahora, por suerte, la meteorología nos acompaña. ” Son unas condiciones óptimas, ojalá nos duren “, es el comentario general.
Transcurridas más de 24 horas de navegación desde que el Ranger abandonara Green Turtle Cay, hemos entrado de lleno en el famoso Triángulo de las Bermudas, siguiendo una ruta nada común para los barcos comerciales. En todo este tiempo no hemos avistado ninguno. Salvo unos cuantos peces voladores, saltando de vez en cuando a proa, esta inmensa extensión de agua parece vacía. ” No es de extrañar, pues la mayor parte de la masa oceánica está poco poblada “, comenta Ricardo. La fauna marina prefiere concentrarse en determinadas zonas ricas en biodiversidad, donde hay abundancia de nutrientes y la cadena trófica funciona a la perfección. Así que el Triángulo de las Bermudas, hasta el momento, resulta más bien aburrido que otra cosa.
6:15 p.m. El rumbo del Ranger es hacia el Mar de los Sargazos, pero hasta el momento sólo hemos visto algún que otro retazo disperso. Según nuestros cálculos empezaremos a avistarlas mañana y la concentración será mayor cuando alcancemos nuestro objetivo de trabajo. El barco de Oceana se dirige hacia un punto denominado ” Latitud de los caballos “, a donde está previsto llegar dentro de dos días. El nombre se lo pusieron los antiguos navegantes europeos en sus viajes hacia el nuevo continente. Al alcanzar esa zona a veces se quedaban atrapados en la calma chicha. Podían pasarse semanas sin avanzar, a la espera de que el viento volviera a ser favorable. Entonces, para garantizar las provisiones de agua y sobrevivir, se veían obligados a tirar por la borda a los caballos, ya que estos animales necesitan consumir mucho líquido. Paradójicamente, sería estupendo si al Ranger le alcanzara la calma chicha, para poder realizar nuestros proyectos en mejores condiciones.
-” ¿ Habéis visto las bioluminiscencias nocturnas ? “, pregunta Ricardo
– No, ¿ a que te refieres ?
– A los dinoflagelados. Son unas algas microscópicas que, cuando algún animal pasa cerca o las rozas, emiten una luz. De esta manera avisan de un peligro y, si por alguna razón ese animal las come, los grandes predadores tendrán garantizado un blanco fácil, pues seguirán emitiendo luminiscencia aún dentro del cuerpo del animal que las ha fagocitado….
-Mmmmm… que interesante, hay que estar más pendiente esta noche durante las guardias.
6:48 p.m. Mientras el Ranger se desplaza suavemente, la vida a bordo ha cambiado. Ahora la tripulación, cuando no estamos de guardia ( tres horas nocturas y tres de día ), pasamos mucho tiempo durmiendo. Escribo sola en el ” messroom “. Es la primera vez que me pongo delante del ordenador mientras navegamos. Tengo que acostumbrarme a ello, pues pasaremos muchos días en alta mar. A mi lado el capitán descansa un poco, leyendo. Indi, que se tira la mayor parte del tiempo cocinando, se quita el delantal y coge sus prismáticos. Carlos entra y se pone a tocar la guitarra. Un poco más tarde aparece Houssine, sonriente tras hacer una buena selección de fotos submarinas y ” dejándose llevar por el ritmo del Ranger “. Ricardo ha estado trabajando con él, para identificar las especies capturadas por su cámara. En uno de los camarotes de babor, Mar lleva horas editando imágenes de video y reclama también su presencia.
En el Ranger suena, de fondo, música del cantautor español Joaquín Sabina.