abril 11, 2013
¿Playa o montaña?
Digámoslo: en Oceana lo queremos todo, y esa es quizá la razón de que nos gusten tanto las montañas submarinas.
No es solo porque en ellas se alimenten y reproduzcan especies altamente migratorias, ni porque atraigan a montones de tiburones, atunes, tortugas, cetáceos y aves marinas, ni porque haya gran variedad de hábitats y especies desde la cumbre hasta la base. No; ¡es porque lo tienen todo!
Así que mientras nuestro equipo de Copenhague acababa de publicar una serie de propuestas de áreas marinas protegidas en el Báltico, esta misma semana una de nuestras responsables de campaña se peleaba en Roma por la protección de las montañas del Mediterráneo en la Comisión General de Pesca.
Hay 59 montañas submarinas en el Mediterráneo con más de mil metros de altura y muchas otras elevaciones menores bajo el agua. La FAO considera a estos puntos calientes de biodiversidad como ecosistemas marinos prioritarios y no nos queda otra que darles la razón.
A lo largo de nuestras expediciones hemos filmado montañas en el Atlántico, el Mediterráneo y el mar de Alborán y son tan fascinantes que en muchas de nuestras propuestas de conservación, como Oceana MedNet, nos hemos visto obligados a destacar estos lugares únicos.
Estos días, estamos insistiendo en Roma en que proteger las montañas submarinas es proteger la pesca también. El 80% de los stocks pesqueros del Mediterráneo están sobreexplotados, de modo que conservar los lugares en los que se alimentan y crían los peces es beneficioso para todos. Así que no es tanto que nos encanten las montañas submarinas como que a todo el mundo deberían encantarles. ¿No creéis?