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julio 22, 2006

Placer de la Barra Alta

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Bajo este extraño nombre “Placer de la Barra Alta” se conoce a un pequeño montículo de unos 60-70 metros de altura que se encuentra a muy pocas millas al oeste suroeste de las Islas Columbretes. Se alza sobre un fondo bastante llano a 80 metros y algunos de sus picos llegan a quedarse a solo unos 9 metros de la superficie. No es de gran extensión, pero tiene unos fondos interesantes. Al no ser una zona protegida como Columbretes se nota que sus fondos están mas deteriorados: encontrado sedales y redes que han quedado enganchadas en las rocas y no hay animales sésiles (sujetos al sustrato) de grandes dimensiones. Incluso las espectaculares esponjas arbustivas (Axinella polypoides) son de pequeño tamaño.

Tampoco esperamos grandes meros ni otras especies comunes dentro de la reserva ya que aquí hay un trajín constante de pescadores profesionales, deportivos y de pesca submarina. Incluso la única brótola de roca (Phycis phycis) que hemos visto ha salido disparada al sentir nuestra presencia, no como las de la Reserva que posaban para la foto.

Pero el lugar merece la pena. Los fondos están vestidos de algas rojas, pardas y verdes, pero al igual que en muchas zonas de Columbretes, la que domina en amplias zonas es la parda Dictyopteris membranacea. Entre las algas pardas, aquí también existen varios tipos de sargazos y especies que se asemejan a una esponja, como Colpomenia sinuosa. Sin olvidar algunas algas rojas calcáreas que forman grandes colonias y dan cobijo a especies de lo mas variadas, como Mesophyllum alternans, y verdes tan interesantes como Halimeda tuna, con su interior calcificado como un coral o Codium bursa con forma de pelota verde.

La verdad es que el día ha dado para bastante: varios gobios, incluyendo un Gobius xanthocephalus, peces verdes (Thalassoma pavo), castañuelas (Chromis chromis), colonias de alcionáceos (Maasella edwardsii), cangrejos ermitaños (Dardanus calidus) con su concha recubierta por un alga calcárea del genero Lithohtamnion pareciendo una bola de maerl, grupos de caracolas llamadas murícidos abanderados (Hexaplex trunculus) realizando una puesta de huevos conjunta y formando una gran pelota… Mucha información que procesar.

También resultaba curioso encontrarse con las clásicas rodolitos o “pelotas” de algas calcáreas de los géneros Lithothamnion y Phymatolithon generadoras de los importantes maerls (o bosques de algas coralinas), en los pequeños lugares con arena que había entre las rocas. Parte de los fondos de esta zona son detríticos, compuestos por restos de animales muertos, como conchas de moluscos, “esqueletos” de briozoos y corales, etc., y, también algas calcáreas.

Lamentablemente, no hemos tenido suerte a la hora de encontrar tiburones en la zona. Sabíamos que era difícil, pero no habíamos perdido la esperanza; en alguna ocasión se ha avistado por aquí al tiburón zorro (Alopias vulpinus) con su imponente cola que casi es tan larga como la mitad de su cuerpo. Otra vez será. Y es que los tiburones del Mediterráneo, antaño tan comunes, han sufrido declives tan severos que hoy en día son muy difíciles de encontrar. Una muestra más de la malísima gestión que hemos realizado en nuestros mares.