agosto 6, 2017
Nunca hay que olvidarse de mirar el mar
Han pasado ya más de 40 días desde el inicio de la Expedición. Hoy estábamos algunos de nosotros reunidos después de la jornada de trabajo en nuestra “sala de cine” y comentábamos cómo parecía que llevábamos aquí una eternidad. Es como si todos nos conociéramos de siempre y no hubiera mundo más allá del Neptune y su horizonte. Pero a la vez nos dimos cuenta de que el tiempo había pasado y que lo que parecía tan lejano empezaba a avanzar hacia nosotros como un tren sin freno… el fin de campaña. Creo que éste es un claro reflejo de cómo es la vida en un barco, intensa cada día pero gratificante. Valores como la amistad, el respeto, el honor y el compañerismo se expresan al máximo. Algunos ya se han ido y se les echa de menos, otros han venido a aportar aire fresco a nuestros días, otros pronto nos dejarán y el resto, al finalizar la campaña, volverán a sus casas y continuarán con sus vidas. Pero ¡ah! Ya no serán los mismos, esta experiencia quedará en su recuerdo y estoy seguro que de esta campaña saldrán grandes amistades, muchas de las cuales perdurarán en el tiempo. Ahora, no obstante, hay que centrarse en el presente, aún quedan días de duro trabajo y debemos seguir obteniendo el máximo rendimiento con nuestros equipos.
Es mi último diario así que nos vemos en la próxima y recordad que aunque las cosas se tornen difíciles, nunca hay que olvidarse de mirar el mar.