julio 26, 2016
Nubes
El mar y el cielo bien podrían ser las dos mitades de una misma esfera. Y nosotros, gente de mar, estamos acostumbrados a surcar la a veces impredecible superficie que los separa. En esta campaña he aprendido un poco a observar la parte de la esfera que no podemos ver simplemente con nuestros ojos. Y es sorprendente las similitudes (y obviamente también las diferencias) entre ambas mitades. Pero yo hoy os voy a hablar de la mitad que podemos ver simplemente levantando los ojos, y con ello observar su fauna que son las nubes. Como animales marinos que se especializan según la profundidad donde vivan, estos animales celestes llamados nubes también se diferencian según la altitud en la que se crean y alimentan. Y así tenemos los fibrosos y sedosos “cirrus”, creados a partir de pequeños cristales de hielo. Formados a partir de altitudes de 5 km o más, encontramos 3 tipos: cirrus, cirrucumulus y cirrustratus, y estos a su vez, como corales con nombres científicos sugerentes, se dividen en otras variedades con nombres tan poéticos como “cirrucumulus stratiformis undulatus”.
A una altura de entre 2 y 5 km encontramos las nubes que se clasifican como “alto”: altocumulus, altostratus y nimbustratus. Cada una también con sus diferentes variedades, nombres y características. Y ya a menos de 2km tenemos los “stratus”: stratucumulus, stratus, cumulus, cumuluninbus. Estos dos últimas variedades llamadas también de desarrollo vertical, ya que pueden alcanzar alturas donde reinan los cirrus, y a la vez tocar la superficie donde habitamos, y muchas veces de forma violenta. Y la niebla que no deja de ser un stratus que acaricia la superficie que divide las dos mitades de la esfera antes mencionada. Y ojalá también sepamos proteger el espacio donde viven estas magnificas criaturas cambiantes y podamos alzar la vista y contemplar toda su belleza y entender de qué nos hablan.