septiembre 10, 2014
Los “incentivos” de ser conservacionista
Hace un par de semanas participé en un curso de verano en mi universidad titulado “Conservación internacional de la naturaleza” y creo que no miento si digo que es el curso más interesante que he hecho hasta la fecha. Entre muchos temas, realizamos evaluaciones de especies de la UICN utilizando sus criterios, priorizando áreas de interés para ser protegidas y estudiando puntos calientes de biodiversidad.
Pero lo más importante que he aprendido en el curso y que me llegó adentro fue darme cuenta de las dificultades que tiene que afrontar un biólogo o conservacionista cuando entran en juego factores políticos y económicos.
Por ejemplo, pongamos un área marina que ha perdido una cantidad sustancial de su biodiversidad debido a la explotación humana y el ecosistema se ha desequilibrado. Si la zona también es importante para la pesca comercial u otras actividades humanas, los factores económicos evitarán que se proteja debido a los intereses de pescadores y políticos. Lo que hay que señalar aquí es que las áreas marinas protegidas no deberían verse como “algo que quieren un puñado de hippies”, sino más como algo necesario para que el ecosistema vuelva a estar en equilibrio.
De ahí en adelante, puede volver a habar capturas pesqueras. Si se hace de forma sostenible, se podrá seguir pescando. Si no, en unos pocos años habrá que proteger de nuevo la zona y los pescadores de la zona no podrán ganarse la vida. Por supuesto, las cosas son más complicadas que el ejemplo arriba explicado, pero la idea básica es la misma cuando se juntan intereses diferentes para la misma área.
Fijaos en algunas de las propuestas de Oceana para crear Áreas Marinas Protegidas.