abril 12, 2005
Las no-vacaciones de los buceadores. 1 – 12 de Abril de 2005
1 de Abril. Por fin hemos llegado a Fort Lauderdale ! Tras más de dos meses a bordo, el equipo de buceadores – Mar, Houssine y yo misma – obtuvimos permiso para tomarnos unas cortas vacaciones de una semana y decansar. Tras varios intentos de conseguir un vuelo a precio razonable a Jamaica, Puerto Rico o Cuba, acabamos optando por irnos a los Cayos de Florida en coche.
Así que pensamos: ” ya que vamos a estar por una zona de arrecife, vamos a bucear por allí “. En ese mismo momento, aunque entonces no nos dábamos cuenta, terminaron nuestras vacaciones. Metimos nuestras ropas y equipos de buceo en el coche, y cuando digo ” equipo de buceo ” me refiero a: aletas, máscaras, chalecos, reguladores, trajes de neopreno y cámaras… para tres.
El 8 de Abril, con el maletero y asiento trasero llenos salimos hacia Key West. Nos habían recomendado ir a este lugar porque, contaban, era ” maravilloso “, pero no tardamos mucho en desencantarnos. Llegamos a Key West sobre las 7 de la tarde y nos alojamos en el ” Blue Lagoon ” un motel al lado de la carretera de entrada a la ciudad. Fuimos a cenar y, mientras contemplábamos una tormenta eléctrica como hacía tiempo que yo no veía, decidimos intentar bucear al día siguiente. Tras la tormenta y el viento que sopló durante toda la noche tuvimos que pos poner los planes de buceo hasta el día siguiente.
Finalmente, la primera inmersión. Salimos en el barco que habíamos contratado con una de las muchas compañías de buceo de la zona acompañados por otros 20 turistas a bordo. Nos largaron al agua como a un rebaño de ovejas y sin ningún control o medidas de seguridad. En las dos inmersiones que hicimos pudimos comprobar que el arrecife estaba bastante dañado por los huracanes que azotan esta zona del planeta, pero en gran medida también por el exceso de buceo deportivo mal controlado y la contaminación procedente del ” superturístic ” Cayo. Observamos depredadores de coral como: peces loro, el chiton ” lengua de flamingo ” y corales de fuego invadiendo gorgonias. Fue una buena imagen de cómo el desarrollo masivo y poco controlado de un área turística como Key West puede causar serios daños en los ecosistemas naturales, en este caso en un arrecife coralino.
Tras esta experiencia ” reveladora ” bajo el agua, nos recomendaron ir a bucear a Key Largo, otro de los Cayos que queda en el camino hacia Miami, con una compañía llamada ” Ocean Divers “. Así que para allá partimos, ya en el día 10, con nuestro coche alquilado y todos los trastos aún húmedos del día anterior.
Increíblemente encontramos la tienda de buceo casi sin ningún problema. Estaban mucho mejor organizados y eran mucho más serios trabajando; se notaba a primera vista. ¡ Esta vez hasta nos pidieron las licencias de buceo !. Nos explicaron que el día siguiente tenían previstas dos inmersiones a las 7:30 de la mañana en un pecio ( barco hundido ) y otra en un arrecife, lo cual bastó para convencernos y reservar. Esa noche la dedicamos a descansar y a ver la tele en la habitación del hotel, que ya casi se nos había olvidado lo que era eso.
A las 6:30 ¡ arriba !. A preparar las cámaras y el equipo de buceo. A las 8:30 montados en el barco con otros 6 buzos ( no es temporada alta en Key Largo ) y a las 9, en el agua. Ante nosotros un gran pecio, hundido a propósito hace un par de años y con los corales aún pequeñitos. A pesar de ello, se veían ya numerosos peces perfectamente adaptados al nuevo arrecife artificial entre 15 y 30 metros de profundidad. Salimos del agua y a las 10:15 entramos otra vez en la zona de arrecife poco profunda ( 6-8 metros ) cubierta de gorgonias, corales de fuego, coral blando, banco de peces, 4 rayas águila moteadas, peces loro, peces cerdo, y muchos más que llenaban la zona de vida marina; perfecto lugar para fotógrafos y cámaras submarinos.
Tras estas dos inmersiones, no podíamos esperar para ver los dos barcos hundidos que nos aguardaban al día siguiente.
11 de abril. Otra vez a las 7:30 listos y deseosos de saltar al agua, y un poco más tarde confirmamos que valía la pena levantarse temprano. El primer pecio, un carguero a unos 25-30 metros, también había sido hundido hace pocos años y los corales estaban aún en ” vías de desarrollo “. El segundo, un barco de madera hundido por causas naturales en 1942, convertido en un arrecife artificial totalmente desarrollado y lleno de fauna marina. Cantidades de coral y peces en muy buen estado de conservación, daba gusto verlo. Esto fue un claro ejemplo de cómo puede hacerse un desarrollo sostenible del turismo en áreas de buceo recreativo: sólo hace falta un poco de sentido común e interés por proteger nuestros mares.
Tras estas ” no-vacaciones ” el día 12 salimos de vuelta al Ranger porque a Mar le informaron de que tenían un problemilla con su ordenador de edición y, como dice el refrán, ” tiran más dos teclas que dos carretas ” … ¿ no era así ?