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junio 21, 2006

Islas Eolias – Día 1

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Esta mañana Soledad Esnaola me ha despertado a las 5:30 de la mañana con una sola palabra:”rederos”. Por suerte y por desgracia por fin podría observar de primera mano, uno de los artes de pesca ilegales más dañinos, y comprobar que es posible que a pesar de las prohibiciones, se desarrolle con total impunidad.

He subido corriendo a cubierta, y allí estaba, a muy corta distancia y recogiendo las redes con total parsimonia. Para no ser identificados habían tapado el nombre de la embarcación, pero la matrícula ha bastado para que Xavier diera el aviso a la Guardia Costera. Cuando han terminado de recoger las redes han puesto rumbo al Ranger. Mientras la tripulación del redero ha comenzado a gritar y gesticular contra nosotros y se han aproximado tanto por popa, que por un momento he creído que íbamos a colisionar. Carlos Pérez ha dado un aviso de “Securité” por radio y casi de inmediato los hemos perdido de vista, aunque hemos continuado el seguimiento en todo momento gracias al radar.

Más tarde los hemos vuelto a encontrar junto con un supuesto arrastrero cobrando redes de deriva. Muchos rederos de deriva simultanean este arte con el palangre o el arrastre, así por un lado aprovechan varias pesquerías estacionales, y por otro pasan “desapercibidos” manteniendo a la vista artes legales y ocultando las redes de deriva. Las dos embarcaciones han mostrado una vez más comportamiento hostil, y se ha procedido a dar el aviso a la Guardia Costera.

He pasado todo el día debatiéndome entre la rabia que me produce la permisividad existente con esta actividad pesquera y un sentimiento de lástima, al pensar que, aún calando decenas de kilómetros de red, las capturas parecen mínimas. Evidentemente, esto es consecuencia de la esquilmación que se ha llevado a cabo durante décadas por los mismos que hoy sufren las consecuencias y que, en lugar de luchar por la recuperación de su propio recurso, apuran los restos de un patrimonio que nos pertenece a todos.

La tarde me ha quitado el mal sabor de boca. El mar como un espejo, las luces del atardecer reflejándose en la superficie y una familia de delfines listados (Stenella coeruleoalba) saltando en proa.

Hoy me he ido a dormir con la imágenes de delfines y fogonazos del volcán Stromboli rompiendo la oscuridad de la guardia. ¿ Qué más puedo pedir ?.