julio 13, 2008
Isla Cotonera y de nuevo, ballena de Sonabia
Una vez más volvimos a la zona de Sonabia con la idea de documentar a fondo la zona. La primera inmersión se realizó en la Isla Cotonera, frente a Islares, en formaciones rocosas a diferentes alturas sobre un fondo de arena. La parte superior de la roca estaba cubierta por el alga Cystoseira y sobre las paredes rocosas encontramos diferentes especies, entre ellas, Berthella sp., Echinaster sepositus, Hypselodoris tricolor y Alcyonium glomeratum.
Enrique Talledo, fotógrafo submarino a bordo del Ranger, oriundo de esta zona, nos comentó que antiguamente era una zona de langostas, sin embargo, los submarinistas no vieron ninguna durante la inmersión.
El segundo buceo se realizó de nuevo en la ballena de Sonabia. Es la tercera vez que buceamos en el lugar, así que la morfología del fondo fue similar a la descrita los otros días, aunque los pasillos rocosos en este punto no estaban tan delimitados. Fotografiamos grandes gorgonias y holoturias, anémonas y estrellas.
Entre las especies de peces encontramos las mismas que estamos viendo de forma general a lo largo de la costa: salmonetes (Mullus surmuletus), cabrillas (Serranus cabrilla), julias (Coris julis) y gallanos (Labrus bimaculatus).
Una vez más, sobre el fondo había restos de sedales y redes.
Antes de volver a puerto, Ricardo Aguilar y Enrique Talledo recorrieron en la zodiac -llevada por Bibi- la Ría de Oriñón. No pudieron documentar sus fondos, pero identificaron un fantástico ecosistema de pradera submarina (Zostera noltii) y ostras (Ostrea edulis) a poca profundidad (menos de 1 m). Las praderas de Zostera suelen albergar peces planos como lenguados y asociados al arrecife de ostras viven anguilas (Anguilla anguilla), mulas (Syngnathus sp.) y cangrejos del género Carcinus, entre otras especies.
En esta ría suelen entrar caballitos de mar a desovar, pero desgraciadamente no localizamos ningún ejemplar.
Igualmente recorrimos en la zodiac la costa y playa de Sonabia. El fondo, conformado por filas rocosas sobre fondo de arena, albergaba números alevines de peces que daban vueltas sobre los campos de Cystoseira que cubrían la roca. En la parte emergida, donde golpeaban las olas, la roca estaba cubierta por trottoir.
Una vez más volvimos a Castro Urdiales, donde pasamos la última noche en Cantabria antes de zarpar rumbo a Euskadi.
Entrando en puerto pudimos apreciar el esfuerzo de entrenamiento de la trainera “La Marinera de Castro Urdiales”, una de las más potentes de la cornisa cantábrica.