octubre 12, 2016
El lecho marino fangoso
Hoy llegamos al ecuador de la campaña y analizando un poco lo que a diario documentamos es fácil observar que a partir de los 200 metros los fondos se componen principalmente de fango.
Decenas de cañones submarinos descienden paralelamente a los 225 km de costa que tiene el Líbano.
Pocos animales bentónicos se adaptan a vivir en estos taludes fangosos, con pendientes que incluso superan los 45º de inclinación.
A pesar de la dificultad que entraña adaptarse a este hábitat oscuro y de grandes presiones, los censos biológicos que estamos llevando a cabo arrojan numerosas especies. Las cámaras del ROV graban continuamente peces con nombres científicos casi impronunciables como Coelorinchus, Helicolenus o Peristedion. No menos raros, los de las gamba Plesionika o el erizo del género Cidaris.
Sin embargo, es en el propio fango cuando, al extraer una ínfima porción a través de la draga, el análisis posterior revela una gran cantidad de minúsculos organismos de gasterópodos, briozoos y equinodermos. Uno de mis animales favoritos presente en estas aguas es una pequeña holoturia de la familia Elpidiidae que para desplazarse lleva a cabo un acrobático baile. Tal vez no sea este uno de los ecosistemas marinos más prolíficos, pero sin duda alguna merece su estudio y protección.