mayo 28, 2013
Del bacalao y el Kattegat
En los últimos dos años han aparecido una serie de informes sobre el retorno del bacalao al Báltico: parece que a muchos stocks les está yendo bastante bien y están aumentando. Evidentemente, los peces son más pequeños que hace veinte años y la mayoría de los científicos aconsejan actuar con cautela, pero al menos hay esperanza. Por desgracia, estas alentadoras noticias no son de aplicación al Kattegat, un mar al que a menudo se ha pasado por alto en el debate público sobre el bacalao.
Según los científicos del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), los stocks de bacalao del Kattegat están en mínimos históricos. Hace diez años se fijó una cuota de 852 toneladas. Este año, la cuota es de 37 y, en realidad, desde 2012 ni siquiera se permite salir a la pesca del bacalao en el Kattegat. La cuota es solo para capturas accidentales de pesquerías que tengan como objetivo otras especies.
La semana pasada, la agencia sueca de gestión marina y acuática detuvo por completo la pesca de bacalao en el Kattegat (en Suecia) para el resto del año, dado que ya se había alcanzado la cuota. Pero ¿qué significa eso en realidad? ¿Que en el Kattegat van a dejar en paz al bacalao para el resto del año? Eh… no. Porque los buques pesqueros no podrán evitar las capturas accidentales de forma milagrosa. Se va a extraer la misma cantidad del agua, pero en lugar de desembarcarse en tierra se tirará por la borda, muerto o moribundo, para evitar tener que registrarlo después de que se haya rebasado la cuota.
Por esta razón es tan importante trabajar para reducir las capturas accidentales, por ejemplo obligando a mejorar la selectividad de los artes de pesca y a emplear mayores luces de malla, así como haciendo que se desembarquen todas las capturas. Estas medidas se están debatiendo actualmente en Bruselas, donde el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros negocian el resultado final de la reforma de la Política Pesquera Común.