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mayo 10, 2007

Comienza la Expedición Mediterráneo 2007 del Oceana Ranger

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© OCEANA / Carlos Suárez

 

El 7 de mayo zarpamos de Torredembarra (Tarragona, España) rumbo norte y después de los preparativos previos, por fin surcamos el mar Mediterráneo. Siento mucha emoción por el comienzo de esta expedición y estoy algo nervioso.

La climatología acompaña y navegamos cómodamente con una buena temperatura. Se asignan los turnos de guardia para la navegación y comienzan los trabajos rutinarios a bordo. Nuestro destino, el puerto de Roses, donde pretendemos fotografiar la salida al unísono de todos los barcos arrastreros de ese puerto.

A la mañana siguiente hacemos coincidir nuestra llegada a la bocana del puerto con el toque de bocina que da el pistoletazo de salida para que todos los buques arrastreros comiencen una carrera hacia sus zonas preferidas de pesca. El espectáculo es sobrecogedor y no es habitual el presenciar este tipo de buques compitiendo por faenar los primeros en determinadas zonas.

Después de documentar esta tradición entramos en puerto y todos comenzamos la rutina de nuestros respectivos trabajos a bordo. A medio día tenemos una hora libre y algunos decidimos ir a darnos un refrescante baño en la playa contigua al espigón del puerto.

Al día siguiente partimos rumbo al Golfo de León. Allí pretendemos documentar la actividad de los Thonailles. Barcos pesqueros franceses que faenan con redes de deriva poco selectivas que en la actualidad no están permitidas por las normativas europeas. Mientras navegamos aprovecho para ir fotografiando a la tripulación y pasamos momentos muy divertidos. La puesta de sol es espectacular y por unos momentos todos nos quedamos en silencio y solo escuchamos el murmullo de las olas que chocan en la proa del Ranger.

Esa noche después de cenar comienza mi turno de guardia. Tres horas en la que mi compañero Indi y yo estamos muy atentos al radar y al horizonte. Hay mucho tráfico marítimo y no podemos relajarnos ni un minuto. Mientras surcamos en silencio la superficie vemos pasar a nuestro alrededor numerosos buques de pasajeros y algún pesquero. Más tarde y después de compartir el timón con mi compañero de guardia casi ha finalizado nuestro periodo de vigilia. El siguiente turno nos sustituye y podemos dormir hasta la mañana siguiente.

Al despertar, por fin estamos navegando en aguas francesas. Nos dirigimos a Le Grau du Roi donde nuestros compañeros en tierra nos han informado que existe actividad de los Thonailles. Fondeamos frente a la bocana de entrada al puerto y comenzamos la vigilancia.

No tenemos que esperar mucho para detectar la salida de algunos de estas embarcaciones. Rápidamente nos ponemos en marcha y los seguimos hasta sus zonas de pesca. Esperamos a una distancia prudencial y antes de la puesta de sol comenzamos a documentar su actividad. Sin molestarlos tomamos fotografías y ellos simplemente continúan calando las kilométricas redes. Pasamos la noche al pairo en la zona a la espera de que podamos tomar alguna imagen de sus capturas. Pero la actividad de recogida de las redes comienza en plena oscuridad y no puedo tomar buenas imágenes.

Al día siguiente la actividad es la misma. Vigilamos la salida de los Thonailles. Los seguimos y documentamos nuevos barcos. Pero de madrugada el estado del mar ha cambiado mucho. Fuerte viento y mar gruesa azota al Ranger. Bajo estas condiciones podemos filmar a uno de los pesqueros levando su red. La situación es muy tensa debido en gran parte al mal estado de la mar y una vez finalizada la maniobra comenzamos a navegar rumbo a Marsella. Los vientos son fortísimos y superan los 50 nudos. Es agotador soportar el fuerte embate de las olas, pero el Ranger se muestra muy noble y seguro.

Por la tarde por fin llegamos al puerto de Marsella y es emocionante la entrada al puerto de esta ciudad. Tenemos mucha suerte y la capitanía del puerto nos asigna un atraque justo frente al ayuntamiento. Todo un lujo que espero disfrutar.