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julio 22, 2008

Cañones frente al País Vasco

©OCEANA/ Enrique Talledo

 

Por fin el robot submarino ROV está funcionando, así que planificamos trabajar todo el día en los cañones submarinos, uno frente a Ondarroa y el otro frente a la Ría de Orio.

Navegando hacia los cañones nos cruzamos con dos barcos arrastreros, de Gijón y de Vigo, faenando en aguas a unas 7 y 10 millas de costa. Esta técnica de pesca es especialmente destructiva ya que, además de generar graves daños sobre todos los ecosistemas bentónicos, es un arte no selectivo, perjudicando a las comunidades pesqueras tradicionales.

En el primer cañón, a unas 10 millas náuticas de costa, sumergimos el Rov y trabajamos durante casi 4 horas, recorriendo casi 1 milla náutica. Encontramos, a unos 150 metros de profundidad, un fondo fangoso que conforme avanzábamos hacia el centro del cañón y llegábamos a mayores profundidades se iba convirtiendo en algo más detrítico.

Encontramos zonas de látigos de mar (Funiculina quadrangularis), algunas sepiolas (Sepiola atlántica) enterrándose en la arena, varios pulpos (Eledone cirrhosa), muchas pintarrojas (Sciliorhinus canicula), numerosos crustáceos galatea de pinzas largas (Munida rugosa) y campos de crinoideos Leptometra celtica. Además algunas plumas (Pennatula posphorea), un rape (Lophius sp.), el pepino de mar blanco (Eostichopus regalis), grupos de Cerianthus membranaceus, zonas con abundantes gambas rosas (Pandalus montagui), algunas merluzas (Merluccius merluccius), brótolas de fango (Phycis blennoides) y fanecas (Trisopterus luscus), anémonas margarita (Sagartia cf. elegans) y algunas esponjas cristal.

Gran parte del recorrido fuimos acompañados por un grupo de fanecas planteadas (Gadiculus argenteus), posiblemente atraídos por la luz. Fue impresionante ver un ejemplar de la anémona Anemonactis cf. mazeli capturando una faneca plateada, sacando su cuerpo enterrado de la arena, envolviendo a su presa e inmediatamente después, volviendo a enterrarse.

Como ya esperábamos tras haber visto barcos arrastreros faenando en la zona, encontramos numerosas marcas de arrastre sobre el fondo a lo largo de casi la milla recorrida, generadas por la fuerte presión de las puertas sobre el sustrato, arrasando con todo lo que se encuentra a su paso.

Haciendo recorridos en zig-zag sondeamos el cañón frente a la Ría de Orio. Como terminamos sobre las 19:00 horas, decidimos dejar la inmersión del ROV para mañana y volver al puerto de Zumaia a pasar la noche.

A unas 4.8 millas náuticas de costa, antes de llegar a puerto, se nos acercaron dos individuos de delfín mular (Tursiops truncatus).