marzo 9, 2005
Canal de Panamá. Miércoles, 9 de Marzo de 2005
Llegamos a Panamá y nos dirigimos directamente al muelle donde se encontraba el Ranger. Allí nos esperaban nuestros compañeros de expedición para hacer el relevo, cargando combustible y preparando el barco para cruzar el canal de Panamá.
Durante todo el día hemos estado observando los peces que nos acompañan en esta espera. Decenas de peces erizo mapache ( Diodon holocanthus ) y multitud de pequeños bancos de larvas están a nuestro alrededor. Se acercan al Ranger y al pantalán y mordisquean las algas que crecen pegadas al casco o a los postes del muelle. Lo lento de sus movimientos hace que los veamos con total nitidez e incluso que los podamos tocar.
Un poco más allá hay algunos peces sargentos ( Abudefduf troschelii ) mucho más ágiles que no paran de buscar algún desperdicio que llegue al mar para devorarlo.
Algo más lejos se apiñan decenas de buques esperando su turno para atravesar el Canal. Ro-Ro’s, petroleros, portacontenedores…, y no excesivamente lejos de nosotros un par de grandes atuneros congeladores.
Los tripulantes del barco Marviva regresan a Golfito, su base en Costa Rica, después de acompañar y dar apoyo durante varios días al Oceana Ranger. Un apoyo sin el cual nuestro trabajo hubiese sido mucho más difícil de llevar a cabo.
Muy temprano, casi de madrugada abandonamos la Marina Flamenco con el objetivo de cruzar el canal de Panamá, en tan sólo 15 horas estaremos en el Caribe. El canal de Panamá permite el paso del Pacífico al Atlántico desde 1914, en el último año aproximadamente 14.000 barcos lo han utilizado, siendo en su mayoría barcos chinos que transportan hierro y petróleo.
Acompañados de pelicanos pardos ( Pelecanus occidentalis ), algunas gaviotas de Bonaparte ( Larus philadelphia ) y unos pocos charranes reales ( Sterna maximus ) empezamos nuestro tránsito. Después de unas horas de espera empezamos a atravesar las compuertas de forma lenta. Recibimos apoyo desde los dos lados del canal, nos acompaña en el paso un barco de turistas que se muestran muy interesados en saber que es Oceana y lo que estamos haciendo. No siempre se cruza el paso del canal con barcos parecidos en tamaño, grandes cargueros esperan su turno. Estos últimos son ayudados con locomotoras a los dos extremos del canal que mide aproximadamente unos 33 metros de ancho.
Abarloados los barcos empiezan a subir el nivel del agua, las exclusas se han cerrado y poco a poco vamos emergiendo, 20 minutos después hacemos maniobra, soltamos estachas y pasamos de uno en uno hasta llegar a la siguiente exclusa. El recorrido es lento pero siempre con sensación de seguridad, no parece haber grandes riesgos. Curiosamente en ocasiones hacen el paso barcos que viajan en diferente sentido de paso haciendo la operación más compleja.
Hay tres series de compuertas que pasar: Miraflores, Pedro Miguel y las que dejan paso al lago Gatún.
Las cámaras web instaladas en Miraflores y Gatún nos ofrecen la posibilidad de que nuestros compañeros en las oficinas puedan compartir este momento histórico en la primera expedición trasatlántica del Ranger. Nos comunicamos con ellos a través de un sistema para cortos mensajes por satélite, y nos transmiten el entusiasmo de podernos ver, en directo, desde las pantallas del ordenador y utilizando la página web del Canal de Panamá.
De nuevo charranes, fragatas y algún que otro cormorán por el camino señalizado por boyas, y como no, los omnipresentes zopilotes. Poniendo un poco de atención al pasar el canal y mirar hacia los árboles, hemos divisado algún perezoso ( Choloepus spp. ) descansando en las ramas.
Antes de pasar la última exclusa, debemos aguardar nuestro turno en un lago de agua dulce rodeado de pequeños islotes, muy frondosos, con una gran variedad de vegetación. Aprovechamos para refrescarnos durante unos breves minutos.
Una vez pasada la última exclusa salimos al Caribe. Fondeamos en Colón donde pasamos la noche y donde nos prepararemos para salir hacia Cayos Cochinos.