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julio 18, 2008

Cabos Matxitxako y Ogoño

©OCEANA/ Enrique Talledo

 

Zarpamos del puerto bien temprano en la mañana con la idea de aprovechar bien el día para documentar la zona haciendo tres inmersiones con los submarinistas.

La primera inmersión se realizó en el Cabo Matxitxaco, en una zona rodeada por pequeñas embarcaciones pescando. El fondo constituía la continuación del cabo, un brazo rocoso con orientación N-NW a profundidades de 18 metros que cae lateralmente hasta los 30 metros de profundidad. En la parte superior los bloques rocosos presentan un aspecto de muchos colores, con gran biodiversidad. Además de invertebrados como gorgonias (Leptogorgia tormentosa, Alcyonium glomeratum), anémonas (Corynactis viridis, Parazoanthus axinellae) y esponjas (Cliona celata), de nuevo aparecieron diferentes especies de peces, entre ellos, bancos de pequeños bonitos (Sarda sarda), rascacios (Scorpaena sp.), gallanos (Labrus bimaculatus), maragotas (Labrus bergylta), el blenio de Portugal (Parablennius ruber), varias morenas (Muraena helena) y peces luna (Mola mola).

El segundo buceo también lo hicimos en el Cabo Matxitxaco, en la cara E, en un sector conocido como Arribolas. El paisaje submarino, completamente distinto al anterior, estaba formado por fondo arenoso con algunas rocas. El buen ánimo que transmitían los buceadores tras la inmersión se debía a que, además de ser un fondo con gran biodiversidad y tener gran visibilidad, una vez más, encontraron numerosos peces de diferentes especies: banco de bogas (Boop boops), taberneros (Centrolabrus rupestris), peces luna (Mola mola), un grupo grande de salmonetes de roca (Mullus surmuletus) y sobre la arena el pez escorpión Trachinus draco. Además, en un sector a 15 metros de profundidad, encontraron un extraordinario campo de gorgonias de gran tamaño, principalmente de las especies Leptogorgia lusitánica y Leptogorgia sarmentosa. Como en la mayoría de las inmersiones, no pudo faltar encontrar sedales sobre el fondo.

El último buceo se realizó en la cara NE del Cabo de Ogoño. Los tres buceos estuvieron caracterizados por ser fondos diferentes, pero la gran novedad de toda la zona es la gran cantidad de peces encontrados, muchas de ellas especies típicas del Mediterráneo. En este caso el acantilado cae hasta los 25 metros de profundidad, donde los bancos de bogas (Boops boops) y jureles (Trachurus trachurus), obladas (Oblada melanura), mojarras (Diplodus vulgaris), cabrillas (Serranus cabrilla) y salmonetes de roca (Mullus surmuletus) no faltaron.

Al terminar los buceos recorrimos en zodiac la ría de Urdaibai con el fin de conocer los fondos arenosos y la vegetación existente y volvimos a Bermeo a buscar a los técnicos del Rov, con la ilusión puesta en que mañana podremos documentar las zonas profundas de los cañones.