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septiembre 19, 2006

Cabo Blanc

BY: Ricardo Aguilar

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Nos levantamos temprano y frente a nosotros tenemos los impresionantes acantilados de Cap Blanc. En esta zona queda el vestigio de un gran arrecife de coral fósil que existía en el Mediterráneo durante el Mioceno. Más de 5 millones de años después estamos aquí para saber cual ha sido la evolución de estos fondos. Vamos a hacer varios transectos para conocer como se distribuyen los diferentes ecosistemas y especies entre el acantilado y los 100 metros de profundidad. Para ello, vamos a trabajar tanto con submarinistas en la parte más somera, como con el robot en la más profunda.

Junto al acantilado se han producido diversos derrumbes que han llenado el fondo de grandes bloques de roca que dan cobijo a muchas especies. Pequeños corales solitarios, esponjas, algas, etc., y el alga invasora Lophocladia lallemandi y un poco mas allá empieza una pradera de Posidonia oceanica. Al llegar a los 35 metros, los fondos cambian y, sobre sedimentos de arena y detríticos, otra alga invasora Caulerpa racemosa ocupa grandes extensiones, mientras que en los pequeños montículos se asienta el alga autóctona Arthrocladia villosa. Curiosamente, muchas gorgonias blancas (Eunicella singularis) se yerguen en este sustrato. También damos con algunos arrecifes de madrépora mediterránea (Cladocora caespitosa), algunos de tamaño considerable. Pasando los 50 metros, vamos adentrarnos en un fondo de arena cada vez mas fina. Ahora empiezan a ser mas abundantes las algas rojas como Osmundaria volubilis o Phyllopora crispa, y al final el lugar es casa de los carroñeros y detritivoros, sobre todo estrellas de mar y cangrejos ermitaños. No es raro tampoco encontrar vieiras (Pecten jacobeus), merillos (Serranus hepatus) y cangrejos del genero Inachus. También bastantes briozoos, algunos sobre las conchas que llevan los ermitaños, y hasta una estrella de siete brazos (Luidia ciliaris). Y algo mas extraño; un coral solitario de roca como Caryophillia smithi, esta aquí en un fondo de sedimento fino. Cada inmersión nos proporciona alguna que otra sorpresa.