junio 7, 2019
¡10 cosas que cualquiera puede hacer para salvar los océanos!
Te hemos escuchado. Alto y claro: te gustaría saber qué puedes hacer para ayudar a salvar los océanos.
Aquí te presentamos 10 simples pasos que puedes seguir para ayudar a proteger nuestros mares y océanos.
Redoble de tambores, por favor… Se pueden seguir en cualquier orden:
1. Cuando compres pescado, pregúntate: “¿de dónde?, ¿cómo? y ¿qué tamaño?”
– El pescado fresco en venta debe estar legalmente etiquetado, con datos sobre cómo y dónde ha sido pescado, entre otros. Esta es la mejor orientación para saber si el pescado procede o no de pesca sostenible. Si por ejemplo ha sido capturado mediante arrastre de fondo, hay muchas posibilidades de que no sea sostenible.
– Evita los juveniles (“pezqueñines”), puesto que capturarlos impide que se reproduzcan y que se recuperen las poblaciones sobreexplotadas. Consulta Fishsizematters.eu, donde puedes hallar más información sobre tu pescado favorito.
– Y si quieres ir un paso más allá, intenta comer principalmente pescado como arenques, sardinas, anchoas… en vez de depredadores marinos como merluza, salmón, bacalao, lubina… Cuando degustas un pescado carnívoro, ¡también te estás comiendo a todos los peces que se ha comido antes!
2. ¿Es tu pescado un fraude?
– El fraude en el pescado (es decir, que te den otro diferente al que pone en el menú) constituye un problema global, así que, cuando pidas pescado en un restaurante, pregunta al camarero o comprueba que te traen realmente lo que has pedido. Por ejemplo, aunque los filetes de atún rojo y de bonito se parecen mucho, ni el sabor ni la situación medioambiental de ambas especies son las mismas, como tampoco lo son las del bacalao y el abadejo, ni las del mero y la perca. Si el precio te parece demasiado barato… ¡pregunta!
3. No mezcles el plástico y la vida marina
– Ya sabemos que, lamentablemente, los océanos están llenos de plásticos. Intenta reducir la cantidad de plástico innecesario que compras y usas, especialmente los llamados plásticos de un solo uso. Entre estos se incluyen botellas, cubiertos, bandejas, etc. Evita también comprar fruta y verduras innecesariamente empaquetadas en envoltorios de plástico.
– Comprueba que tus cosméticos sean respetuosos con el medio marino y no incluyan microplásticos, que pueden dañar la fauna y también potencialmente la salud humana.
– Las fibras sintéticas de la ropa se rompen en el proceso de lavado, de manera que se acaban vertiendo en nuestros mares millones de microfibras compuestas de plástico y otros productos químicos. Intenta, por lo tanto, usar ropa hecha con materiales naturales.
4. Separa la basura correctamente
– Desecha en las instalaciones adecuadas productos altamente tóxicos como pilas y medicamentos, de manera que no acaben contaminando los cursos de agua.
– Y asegúrate de desechar adecuadamente todo el plástico que no puedas evitar usar. Solo se recicla un 9% del plástico, por lo que hay que reciclar más y lograr que más productos sean reciclables. Incluso la basura que llena las calles y ensucia tu ciudad puede acabar finalmente en el mar.
5. No dejes que la contaminación se te vaya por el desagüe
– De tu desagüe, directamente al mar. Así que no tires aceite por el desagüe, busca detergentes ecológicos y usa la crema solar menos contaminante posible. Existen muchos pequeños pasos que puedes dar para evitar que la contaminación llegue a los ríos y de ahí al mar.
– Cuando vayas a la playa, asegúrate siempre de no dejar nada allí; las colillas de cigarrillos, por ejemplo, constituyen la mayor fuente de basura marina, y están llenas de componentes muy tóxicos. Si te vas a embarcar en un crucero, comprueba antes la política medioambiental de la compañía.
6. ¡Ojo con lo que comes!
– Un pequeño esfuerzo más: piensa en los productos que compras. La tierra y el océano son ecosistemas interconectados. Si compras fruta y verduras ecológicas y reduces los fertilizantes usados en tu propio jardín, estarás contribuyendo a reducir el exceso de nutrientes en el mar. Los fertilizantes hacen que las algas se multipliquen y acaben consumiendo todo el oxígeno, convirtiendo grandes áreas en zonas muertas.
– Investiga un poco por tu cuenta para saber si el pescado que consumes procede de acuicultura sostenible, que reduce el uso de antibióticos y la cantidad de desechos vertidos al ecosistema marino.
7. Menos huella de carbono
– Los océanos absorben emisiones de CO2, lo que calienta el agua y la hace más ácida; un enorme problema para miles de especies marinas. Pero unos simples reajustes de tus rutinas cotidianas pueden cambiar muchas cosas, minimizando tu huella de carbono. Usa menos el coche y más el transporte público. Cuando planifiques tu próximo viaje, ten en cuenta que el tren es mucho menos contaminante que el avión.
– Los alimentos marinos de origen local también ayudan a reducir tu huella de carbono. Las etiquetas siempre deben incluir el origen del pescado (un par de pistas: FAO 27 significa aguas europeas del Atlántico y FAO 37, Mediterráneo).
8. Un poco de respeto
– Disfruta del mar, pero siempre sin olvidar que lo que es un lugar de diversión para ti, es el hogar de muchas criaturas marinas. Así que no lo dañes. Ten cuidado al navegar o surfear, y si practicas el buceo, no molestes a los animales. Actúa como un invitado, no como un intruso.
– Evita productos en cuya fabricación se dañe a las especies marinas, ya sea joyería de coral o cremas faciales con escualeno de tiburón.
9. Educación y sensibilización
– Los océanos cubren el 70% del planeta y nos aportan la mitad del oxígeno que respiramos, así que son vitales para la humanidad. También regulan nuestro clima y albergan millones de animales. Si aprendemos más sobre ellos, nos será más fácil cuidar el medio marino.
– Difunde en las redes sociales mensajes sobre los océanos y grupos ecologistas como Oceana (@OceanaEurope :P), o haz un donativo —la cantidad que puedas—, que nos ayude a salvar los océanos para las futuras generaciones. También puedes sumarte a peticiones o mensajes a políticos para que mejoren la legislación de protección de los océanos.
10. Pasa a la acción
– ¿Por qué no unirte a iniciativas de limpieza de tu playa local? ¿O hacerte voluntario en campañas de sensibilización sobre los océanos? Puedes también poner en marcha proyectos en tu comunidad, o simplemente reaccionar cuando veas a alguien contaminando o dañando a especies marinas.
– Predica con el ejemplo y educa a tus hijos para que se conviertan en los futuros héroes defensores del océano.