Report | mayo 31, 2010

Muerte de cetáceos por el uso de sónar activo en las maniobras militares navales

La aparición, durante este verano, en las costas de Canarias y Azores de varios cetáceos durante la realización de maniobras navales ha vuelto a reabrir el debate sobre el impacto que tiene sobre los cetáceos la utilización de sónares y demás contaminación acústica producida por estos ejercicios.

No es la primera vez que ocurre en Canarias ni tampoco ésta es la única región del mundo que ha visto coincidir la muerte de cetáceos con las maniobras de buques militares.

Pese a que las armadas involucradas han intentado desmentir repetidamente su responsabilidad en estos sucesos, la verdad es que, tanto la OTAN, como la Armada estadounidense conocen desde hace años cuál es la causa.

¿Qué es el LFAS?

El LFAS o SURTASS LFAS es el término con el que se conoce a un sistema de SÓNAR de gran precisión cuyas siglas significan Surveillance Towed Array Sonar System (Sistema de Sónar de Vigilancia por medio de Barrido Reticular) Low Frequency Active Sonar (Sónar Activo de Baja Frecuencia).

Se basa en la utilización de ondas de sonido de alta intensidad (por encima de los 200 dB) y baja frecuencia (entre 450 y 700 Hz) que pueden viajar a mayores distancias bajo el agua y detectar objetivos a cientos de kilómetros de distancia. Se emiten decenas de ellas en periodos de pocos segundos (cerca de 250 en 4-5 segundos) que golpean sobre los objetos y rebotan hasta un receptor que las interpreta y permite visualizar el objeto en cuestión. También pueden utilizarse sonidos durante un minuto o más a intervalos de 10-15 minutos. Este emisor de sonidos se encuentra suspendido desde el barco a unos 50 metros de profundidad.

Pero se sabe que la OTAN sigue experimentado con sistemas de aún menor frecuencia (50-150 Hz) y en el rango de los 230 dB, lo que les permitiría mayor precisión y alcance. También se están utilizando sónares de frecuencia media, a veces combinados con los LFAS. Igualmente en estos casos se han comprobado daños similares, por lo que las muertes de cetáceos han sido atribuidas tanto a unos como a otros, otorgándose mayor importancia a la intensidad. La mayor peligrosidad de los LFAS se debe a su capacidad de alcanzar mayores distancias y de emitirse en frecuencias que pueden interaccionar con los sonidos que emiten diversas ballenas.

El sonido viaja 4,5 veces más rápido por agua que por el aire y cuanto más baja es la frecuencia (Hz) más lejos puede llegar (a cientos o miles de kilómetros). También la intensidad (dB) es más constante. Las frecuencias
inferiores a 1 kHz apenas pierden 0,04 dB por kilómetro.