Report | julio 29, 2011

Montañas submarinas de las Islas Baleares: Canal de Mallorca 2011

El relieve sumergido del Mediterráneo español destaca, junto con el del Tirreno central, por contar con el mayor número de elevaciones submarinas y formaciones destacables de este mar desde el punto de vista geomorfológico: montes submarinos, cañones, volcanes de fango y otras elevaciones de menor entidad (bancos, bajos, entre otras). Aunque de la mayoría de ellas existe un vacío general en el conocimiento de las comunidades biológicas, durante los últimos años se han producido avances significativos en su descripción. Es el caso de los cañones y las montañas submarinas y su importancia tanto en fenómenos globales (tectónica de placas) como en fenómenos a mesoescala (influencia en la hidrodinámica de la zona).

Las recientes investigaciones sobre montes submarinos han determinado que sus especiales condiciones de topografía, hidrodinámica, penetración de la luz, etc. dan lugar a zonas de elevada diversidad biológica tanto en comunidades bentónicas como en las comunidades pelágicas que rodean este tipo de elevaciones (Pitcher et al, 2007; Bo et al, 2011). Las montañas submarinas son responsables del mantenimiento de una cadena trófica compleja y estructurada que, en ocasiones, tiene componentes que pueden superar los 100 años de antigüedad, como en el caso de determinadas comunidades de corales de profundidad (Probert et al, 2007). Y además, suelen funcionar como zonas de paso de especies migratorias. Tal es la relevancia de este tipo de ecosistemas que el Convenio sobre diversidad Biológica (CBD, Convention on Biological Diversity) los cataloga como zonas de importancia que requieren de protección en aguas oceánicas abiertas y en hábitats de aguas profundas (UNEP/CBD/COP/DEC/IX/20 2008).

Por otro lado, y desde el punto de vista de las presiones derivadas de la actividad humana, los montes submarinos requieren de especial atención ya que, generalmente, debido a su elevada productividad, concentran especies de interés comercial y por tanto, son zonas objetivo de la industria pesquera. Por las razones descritas anteriormente, durante las últimas campañas Oceana está dirigiendo sus esfuerzos a la identificación de comunidades biológicas y potenciales amenazas en este tipo de enclaves, merecedores de un especial estatus de protección.

En el mar Balear destacan 7 elevaciones submarinas, 5 de ellas localizadas en el promontorio balear (Emile Baudot, Ses Olives, Ausías March, Bell Guyot y el Morrot de Sa Dragonera) y otras dos en la planicie abisal (Jaume I y Colom). De todas ellas, las de mayor entidad y con mayor potencial desde el punto de vista biológico son las tres primeras (ver Figura 2). Emile Baudot, con una altura aproximada de 800 m., es de origen volcánico. Sin embargo Ausías March (500-600 m.) y Ses Olives (300 m.) son de origen continental (Acosta et al, 2004).

También es destacable en el promontorio balear la existencia de un campo volcánico al norte de Emile Baudot, el escarpe y sus cañones, y una zona de pockmarks entre Ses Olives y Ausías March, cuya existencia ha sido documentada por el Instituto Español de Oceanografía (ver Figura 3). El interés de este tipo de hábitats radica en su posible relación con uno de los hábitast prioritarios de la Directiva Hábitats (1180 Estructuras submarinas producidas por el escape de gases) y por ello, se decidió explorar la zona con la intención de documentarlos gráficamente.

Según Dimitrov y Woodside (2003), los pockmarks son depresiones en el fondo del mar con un tamaño que varían desde 1 metro hasta pocos cientos de metros de diámetro y con profundidades de 1 a 10 metros. Se localizan en zonas de sedimento fino y se producen debido a la expulsión de gas procedente de bolsas por sobre-presión superficial del sustrato. Está ampliamente aceptado que estas emanaciones dispersan el sedimento en la columna de agua (Hovland & Judd, 1988) y pueden permanecer activas por largos períodos de tiempo o encontrarse en estado latente con filtraciones episódicas.

Los datos reflejados en el presente documento corresponden a la recopilación de las diferentes campañas realizadas por Oceana entre los años 2006 y 2010 (ver Figura 4). Gran parte de las observaciones se han realizado sobre comunidades bentónicas entre -90 y – 700 metros de profundidad aproximadamente, aunque también se han añadido avistamientos en superficie y en la columna de agua. Se estima que con estas observaciones desde ROV se ha cubierto una superficie cercana a las 10 ha (superficie calculada con un campo de visión aproximado de 1,75 metros para un total de 55 kilómetros recorridos). También se han realizado varios muestreos con draga Van Veen.