Report | septiembre 12, 2012
Las tortugas marinas en el Mediterráneo
Nacer acorazada para vivir en un ambiente tan exigente, dinámico y competitivo como es el océano podría parecer una buena ventaja, pero aunque esta estrategia evolutiva ha reducido el número de predadores naturales que pueden ver a las tortugas como presas, su caparazón no ha podido protegerlas de otras amenazas introducidas por el ser humano, como la contaminación o la pesca.
Nadar en un mar de redes, anzuelos, plásticos y contaminantes químicos ha acentuado el declive de muchas de sus poblaciones que también han visto disminuir un ecosistema fundamental para su supervivencia: las playas donde realizan la puesta de sus huevos.
En la Península Ibérica no existen playas de puesta para estos animales, pero nuestras aguas suelen recibir la visita de miles de ellas procedentes de la zona de reproducción del Mediterráneo Oriental, del Atlántico africano, o de zonas tan lejanas como el Caribe o las costas de Estados Unidos.
En resumen, pese a no tener playas de puesta, las aguas españolas son parte del área de distribución de todas las tortugas marinas, salvo aquellas exclusivas del Pacífico Sur, como la tortuga negra (Chelonia agassiz) y la tortuga plana (Natator depressa). De ellas, 3 especies se encuentran en peligro de extinción (la boba, la golfina y la verde) y las otras tres en peligro crítico (la lora, la carey y la laúd).