Report | mayo 27, 2010

Las montañas submarinas de Gorringe

Se considera como montaña submarina a las elevaciones geológicas que alcanzan, como mínimo, unos 1.000 metros de altura y pueden presentar muy diferentes condiciones físicas, geológicas y químicas. Por tanto, las montañas marinas sólo pueden darse sobre fondos de más de un kilómetro de profundidad, o lo que sería lo mismo, sobre el 60% – 62% de la superficie terrestre. Existen también miles de elevaciones de menor tamaño que suelen recibir el nombre de colinas abisales (cuando son menores de 500 metros) o montículo (entre 500 y 1.000 metros).

Ya sea de forma aislada o como parte de extensas cordilleras, posiblemente existan en el mundo más de 100.000 montañas submarinas. De momento se han identificado cerca de 30.000, de ellas, unas 1.000 se encuentran en el Océano Atlántico, donde además se encuentra la mayor cordillera del mundo; la Dorsal Atlántica, que se expande desde Islandia hasta la Antártida.

Las montañas Gorringe fueron descubiertas en 1875 por el buque de la expedición estadounidense USS Gettysburg, comandado por el Capitán Henry Honeychurch Gorringe, a quien debe su nombre. Pocos años después, el Príncipe Alberto I de Mónaco llevó a cabo varios estudios en la zona durante los primeros años del siglo XX a bordo de los buques “Princess Alice”, “Princess Alice II” o “Hirondelle II”, que dieron nombre a otros importantes bancos y montañas marinas entre Madeira y las Islas Azores.

Pese al gran número de ellas no ha sido hasta fechas recientes cuando los estudios científicos sobre las montañas marinas han cobrado auge y se las ha dado la importancia que merecen. Hoy en día, sólo unas 350 montañas marinas han sido muestreadas, y apenas 100 han sido estudiadas en detalle. En el caso de Gorringe, diversos buques de investigación se han acercado hasta este banco para realizar muestreos y llevar a cabo diversos trabajos para recabar información sobre su historia geológica, sismológica, y en menor medida, biológica.

La mayoría de los estudios han sido realizados por medio de la toma de muestras con dragas, redes de arrastre, utilización de diferentes sistemas de sónar o incluso por medio de sumergibles. Pero no ha sido hasta 1998 cuando la organización portuguesa “Atlantico Selvagem”, en colaboración con la Universidad del Algarve, realizó las primeras inmersiones por parte de submarinistas para documentar la vida marina en sus cimas. Estos datos han permitido la publicación de diferentes estudios científicos.