El caso de Marruecos
Durante la década de los 90, la flota marroquí experimentó un importante incremento en el número de embarcaciones dedicadas a la pesca con redes de deriva, ente ellos, aproximadamente 300 palangreros utilizaban temporal o permanentemente este arte de pesca. Esta transformación vino condicionada por el aumento de la demanda de pez espada por parte de la UE y por el progresivo abandono de este arte de pesca en Europa. De hecho, se aprecia una relación casi directa entre el descenso del uso de este arte en Europa y el aumento de la flota de rederos en Marruecos. Durante la 14 Reunión de ICCAT en 2004 Marruecos presentó un plan para la eliminación de las redes de deriva en un periodo de cuatro años apoyados por la Unión Europea con 1,5 millones de euros, sin embargo, Oceana pudo demostrar que no se desarrolló con éxito y se ha beneficiado de una prórroga hasta 2011.
Esta “fuga” mediterránea de redes, unida al alto rendimiento que éstas poseen frente al palangre de superficie, dificulta los planes de abandono y reconversión del arte en la flota de Marruecos.
Comercialización
Se produce una incongruencia cuando hablamos de redes de deriva en Marruecos, ya que pese a que el pez espada marroquí procede en su mayor parte de la captura con redes de deriva, las vías de distribución pasan por el mercado europeo, y España es el principal país importador.
Si estimásemos de forma muy optimista que el 38 % de las capturas en 2004 de pez espada se realizaron mediante redes de deriva, y teniendo en cuenta que la producción de ese año fue de 3.253 t, estaríamos hablando que la Unión Europea introdujo en su mercado 1.150 t de pez espada capturado por un arte prohibido en la zona comunitaria.