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TrawlerNueve de las 20 áreas del mundo que registran una mayor cantidad de pesca arrojada al mar, en número de especímenes descartados en relación con los que son desembarcados, se encuentran en el Atlántico Nordeste. Seis de ellas son pesquerías realizadas por arrastre y las otras tres son efectuadas por buques que utilizan otra técnica de arrastre: el “cerco danés”.

La tasa de supervivencia de los especímenes que consiguen escapar de la red gracias a las mejoras tecnológicas (grillas, mayores luces de malla, etc.) difiere entre las especies. En algunos casos puede ser de sólo un 10%, lo cual significa que la mortalidad por arrastre es mucho mayor que el volumen de capturas desembarcadas.

Los cebos utilizados en los palangres para la captura de peces también atraen a otros animales marinos carnívoros, como aves y tortugas marinas. En el caso de los reptiles, salvo la tortuga verde (Chelonia mydas) que es herbívora, el resto de especies puede ser víctima de estos anzuelos, en especial si se calan en zonas superficiales donde son más accesibles y fáciles de ver.

Al morder el cebo o tragarlo, el anzuelo termina prendido en la boca o esófago de estos animales. Según la profundidad a la que se encuentre, su extracción es más compleja, por lo que no es raro ver tortugas que han caído repetidamente en palangres durante una misma temporada con varios anzuelos  y sedales asomando por su boca.

Las redes de enmalle, entre las que se encuentran las de deriva, implican el despliegue de cientos de metros de red que se dejan en el agua durante largos periodos de tiempo, desde horas a días. A la vez que capturan su especie objetivo también atrapan muchas otras especies que a menudo se descartan heridas o muertas.

En todo el mundo, las redes de enmalle matan a más de 30 especies como delfines, marsopas  y tortugas.