Soluciones
Soluciones: Velocidad reducida
En general, la reducción de la velocidad es una manera rápida, fácil y eficaz de reducir las emisiones de los barcos. Dado el reciente aumento del precio del petróleo, es sensato reducir la velocidad no sólo desde el punto de vista ecológico sino también desde el económico.
Las emisiones, especialmente las de dióxido de carbono, son directamente proporcionales al consumo de combustible. A mayor velocidad, mayor consumo de combustible. Por tanto, si reducimos la velocidad incluso un poco, podremos ahorrar una gran cantidad de combustible y reducir las emisiones.
La OMI calculó que una reducción del 10% de la velocidad en todos los barcos del mundo antes de 2010 reduciría las emisiones en un 23,3%. Hapag-Lloyd redujo la velocidad de algunos de sus barcos en tan sólo 5 nudos, un 20%, lo que le ahorró un 50% de gastos de combustible. Si se limitase la velocidad de los barcos se reducirían las emisiones de gases contaminantes.
Recientemente, debido al aumento del precio de los combustibles, las compañías navieras han reducido de forma voluntaria su velocidad, consiguiendo ahorrar dinero gracias al ahorro de combustible. Un alto cargo de la compañía francesa CMA CGM afirmó que para reducir el consumo de combustible la mayor parte de los barcos empezarán a aplicar “velocidades económicas”.
En comparación con otras formas de transporte, la navegación a bajas velocidades es más eficiente y menos contaminante (unas diez veces más eficiente que los camiones y al menos cien veces más que el transporte aéreo). Si la velocidad del barco aumenta, se pierde mucha de esta eficiencia. Los barcos que viajan a altas velocidades tienen necesidades energéticas similares a las de los aviones.
Soluciones: Combustibles más limpios
El fueloil residual utilizado por la mayor parte de los barcos es de baja calidad. Este tipo de combustible se utiliza por su bajo coste, unos $550 por tonelada métrica.
El contenido de azufre del fueloil residual varía según el crudo, pero en general es de un 2,5%. Por el contrario, combustibles más limpios como el MDO (Marine Diesel Oil) contienen un 0,5% de azufre, mientras que el MGO (Marine Gas Oil) sólo contiene un 0,1% de azufre. Si se pasase a combustibles con un bajo contenido de azufre se reduciría la emisión de partículas finas, así como el dióxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y el óxido nitroso.
El uso de MDO y MGO reduce las emisiones de partículas finas y de óxido de nitrógeno en comparación con el uso de fueloil pesado. Los proyectos de la OMI de pasar del fueloil pesado al MDO resultarían en una reducción de entre el 4% y el 5% del dióxido de carbono emitido por tonelada métrica de combustible consumido. También se reduciría el óxido nitroso en más de un 91%, de las partículas finas en un 63% y de los óxidos de nitrógeno en casi un 5%.
El paso a combustibles limpios también eliminaría la necesidad de utilizar purificadores, de calentar los tanques de combustible y de quemar los lodos, lo que reduciría así costes. Se evitaría la pérdida de combustible debido a la eliminación de lodos y se utilizaría la energía antes utilizada para refinar el fueloil residual en el barco para su propio impulso.
La experiencia nos muestra que el cambio de combustibles es sensato. La naviera danesa Maersk Line realizó de forma voluntaria el cambio de combustible para todos los barcos que fondeaban en los puertos de California. En este programa participan más de 60 barcos de la empresa. A unas 24 millas náuticas del puerto los barcos pasan a usar combustible destilado en sus motores principales.
Un portavoz de Maersk explicó que “el cambio de combustible puede realizarse de forma rápida, sin necesidad realizar inversiones o utilizar equipos adicionales”. Según los informes, este programa ya ha reducido las emisiones generales en unas 400 toneladas métricas al año, un 80% de reducción de partículas finas y un 17% de reducción de óxidos de nitrógeno.
Soluciones: Medidas técnicas
Se podrían aplicar medidas funcionales de manera fácil y económica para reducir aún más las emisiones. Entre éstas están el establecer la hoja de ruta según las condiciones meteorológicas, una mejor eficacia de la logística y planificación del viaje, unos estándares de ahorro de combustible para barcos y un funcionamiento óptimo de barcos y motores. También se pueden utilizar otras tecnologías y métodos para reducir el consumo de combustible.
Por ejemplo:
– El uso de “energía marítima alternativa” en puertos, donde los barcos apagan sus motores diésel y se conectan a un suministro energético, reduciendo así sus emisiones directas en zonas de puerto y cubriendo sus necesidades energéticas con fuentes de bajas emisiones, como la energía eólica o la solar.
– Un mejor diseño de los cascos puede reducir las emisiones gracias a un menor consumo de combustibles.
– Unos revestimientos especiales en las hélices pueden reducir el uso de combustible entre un 4 y un 5%, a la vez que se reducen las necesidades de mantenimiento. Esta inversión se recuperaría fácilmente en un año.
– La navegación a vela o cometa funciona con energía eólica, sin emisiones, y ya se está planeando utilizar estas tecnologías en algunos buques contenedores nuevos o ya existentes.