Oceana y Fundación Santander presentan una propuesta para conservar los hábitats de praderas sumergidas

El Mediterráneo ha perdido ya un 50% de sus praderas marinas y su extensión sigue disminuyendo cada año entre un 3% y un 5%.

Press Release Date: agosto 22, 2013

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Ambas organizaciones han colaborado en esta investigación para que estos hábitats de alto valor ecológico estén mejor protegidos por la legislación europea.

El Director Gerente de Fundación Santander, Javier Aguado, y el Director Ejecutivo de Oceana Europa, Xavier Pastor, han presentado hoy “Praderas sumergidas”, un informe resultado de la investigación realizada por el equipo de Oceana siguiendo la línea de trabajo establecida por  Fundación Santander Central Hispano sobre recuperación de espacios naturales.

Más de 60 especies de fanerógamas marinas definen las denominadas praderas sumergidas. Su productividad es tan alta que, económicamente, los ecosistemas que forman son considerados 10 veces más valiosos que los bosques tropicales, pudiendo superar un valor de 14.000 euros anuales por hectárea. No sólo generan grandes cantidades de materia orgánica y oxígeno, sino que fijan los sedimentos y protegen a la costa frente a la erosión. La materia orgánica generada se puede traducir en términos de biomasa de interés pesquero. Todo ello crea diferentes tipos de ecosistemas que dan cobijo a cientos de especies diferentes de peces, crustáceos, moluscos, cnidarios, briozoos, etc

Actualmente, en las costas europeas existen cuatro especies de fanerógamas marinas que conforman las diferentes praderas sumergidas: Posidonia oceanica, Cymodocea nodosa, Zostera marina y Zostera noltii. Las cuatro especies están presentes en el litoral español, y dada su riqueza ecológica definen hábitats esenciales que acogen a especies representativas.

Algunas de las especies que habitan en las praderas son los caballitos de mar y las agujas de mar, que pertenecen a la familia de los signátidos. En Europa existen dos especies de caballito de mar, y ambas están consideradas como vulnerables por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). Es decir, que si no se toman medidas urgentes para su protección, pronto podrían llegar a extinguirse. Una de las causas principales de su crítico estado es el deterioro y la progresiva desaparición de las praderas marinas.

AMENAZAS

Las artes de pesca destructivas, en especial el arrastre de fondo ilegal, y las dragas, los fondeos de las embarcaciones, las construcciones litorales, la regeneración de playas, los puertos deportivos y comerciales o los espigones suelen ocupar importantes extensiones de estas praderas, alterando los regímenes de corrientes y la sedimentación costera, y dando lugar al enterramiento (o desenterramiento) de las plantas y por lo tanto a la desaparición de las mismas.

A esto se añade la inevitable contaminación, procedente de las urbanizaciones y núcleos urbanos costeros. Los vertidos son transportados por ríos y a estos se suman los derivados del tráfico marítimo que pueden generar efectos tóxicos sobre las plantas y demás organismos que viven en este ecosistema.

Todas estas amenazas producen un incremento de la turbidez del agua que limita la distribución de estas praderas al ver reducida la cantidad de luz que penetra en el agua y, por tanto, disminuyen su capacidad para realizar la fotosíntesis.

Existen también otras amenazas globales como el cambio climático, que puede provocar cambios drásticos, como son los producidos en la composición físico-química del agua y los sedimentos, o la tendencia del asentamiento de especies exóticas que compiten con las fanerógamas marinas por el mismo nicho ecológico.

La carencia de una legislación adecuada también representa una fuerte amenaza para estas especies a causa de una falta de instrumentos jurídicos de protección efectivos. De todas las fanerógamas existentes, sólo la Posidonia oceanica está incluida como hábitat prioritario en la Directiva Europea de Hábitats. Las demás especies de fanerógamas, pese a su valor económico, social y ecológico no gozan de esta protección. Por ello, el trabajo de investigación de Oceana y Fundación Santander tiene como objetivo final lograr la protección de estas especies y contribuir a la recuperación de estos ecosistemas que son claves en el litoral europeo.