Oceana condena que España vuelva a permitir la pesca de arrastre en aguas marinas profundas
Press Release Date: febrero 4, 2025
Location: Madrid
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Oceana condena el levantamiento de la prohibición de la pesca de arrastre por debajo de los 800 metros en el Mediterráneo, por parte del Gobierno de España. Esta medida, que entró en vigor el año pasado, tenía por objetivo mitigar el impacto de este tipo de pesca y garantizar la explotación sostenible de los recursos marinos en el marco del Plan de Gestión del Mediterráneo Occidental. Como incentivo, se estableció la posibilidad de otorgar días de pesca adicionales a los países de la Unión Europea, entre ellos España, que priorizaran la recuperación de las poblaciones de peces.
La científica marina de Oceana en Europa, Helena Álvarez, explica que “con el levantamiento de la prohibición de la pesca de arrastre por debajo de los 800 metros, España deja a ecosistemas frágiles totalmente desprotegidos. Esta medida se diseñó para hacer la pesca en el Mediterráneo Occidental más sostenible y no debería modificarse a conveniencia solo porque ya se han alcanzado los días de pesca adicionales como compensación por otras vías. La protección de los ecosistemas marinos profundos debe ser una prioridad, no una moneda de cambio”.
España aprobó esta medida como parte de su compromiso con la pesca sostenible, junto con otras iniciativas como la creación de vedas temporales para la protección de la merluza europea.
No obstante, tras varias modificaciones del área y fechas de las vedas de la merluza europea, así como una parada adicional de cuatro semanas para favorecer la recuperación de las especies de fondo del Mediterráneo, España ha conseguido alcanzar el máximo de medidas sostenibles necesarias para obtener el tope de días de pesca adicionales en 2025. Por este motivo, ha decidido ahora levantar la prohibición de la pesca de arrastre en aguas profundas.
Los ecosistemas marinos de profundidad son hábitats únicos, de gran fragilidad y alto valor ecológico. Albergan especies adaptadas a condiciones extremas, muchas de ellas de crecimiento lento y gran longevidad, lo que las hace especialmente vulnerables a la alteración humana. Además, desempeñan un papel crucial en la regulación del clima, el ciclo del carbono y la biodiversidad marina global.