Montañas marinas, oasis de vida

La UE prohíbe el arrastre de fondo en todas las montañas marinas de Azores, Madeira y Canarias, salvo en una: el Banco Concepción frente a Lanzarote.

Press Release Date: agosto 19, 2013

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Los fondos marinos, como ocurre en la superficie terrestre, encierran paisajes de belleza extraordinaria y con una gran biodiversidad. Bajo el mar, se encuentran formaciones geológicas únicas como son las montañas submarinas que en algunos casos superan la grandiosidad de las cordilleras terrestres por longitud.

Bajo la denominación de montañas marinas se encuadran todas aquellas que, desde su base, tienen una altitud de al menos 1.000 metros. Además de estas, existen miles más de menor tamaño que son catalogadas como colinas o montículos, dependiendo de sus dimensiones.

En el Tierra, se calcula que existen alrededor de 100.000 montañas sumergidas y se encuentran sobre todo en el Océano Pacífico, pero la mayor cordillera marina del mundo se encuentra en el Océano Atlántico. Este tesoro natural es la Dorsal Atlántica, que se extiende desde Islandia hasta la Antártida recorriendo más de 20.000 kilómetros de los fondos marinos.

El origen de estas formaciones es en su mayoría volcánico, pero existe un pequeño porcentaje de origen continental. En este caso, las montañas submarinas surgen como consecuencia de la fractura de los continentes o por la colisión o empuje de las placas continentales. La Dorsal Atlántica es una zona de alta actividad volcánica generada como consecuencia de la separación de las placas tectónicas de Europa y Norteamérica durante los últimos 150 millones de años, movimiento que fracturó el supercontinente Pangea propiciando el nacimiento del Océano Atlántico.

Oceana, con su catamarán Ranger ha documentado algunas de las montañas marinas atlánticas más someras, como el Banco de Dom Joao Castro (de origen volcánico) o el Banco de Gorringe (de origen continental), en Portugal.

El Banco de Dom Joao Castro es el cráter de un volcán sumergido entre las islas de Terceira y San Miguel en el Archipiélago de Azores. Se trata de uno de los pocos ejemplos de volcanes submarinos con actividad sísmica en aguas superficiales, en el que se pueden contemplar fuentes hidrotermales y filtraciones de gases que provocan constantemente líneas de burbujas que surgen entre sus grietas. En el caso del Banco Gorringe, es una montaña que hace millones de años se encontraba unida a África y Europa y que durante algunos momentos de su historia fue una isla emergida. En la actualidad, se yergue entre llanuras abisales que se encuentran a más de 5.000 metros de profundidad.

La importancia de realizar expediciones científicas a estas montañas es indudable debido a la escasez de datos y a la falta de estudio de las mismas, por ello casi todas las expediciones que se realizan son descubrimientos nuevos para la biología. Se catalogan nuevas especies y se originan nuevas fuentes de información para entender estos ecosistemas.

Así, el número de especies endémicas de una montaña o grupo de montañas es considerablemente alto, lo que las hace especialmente vulnerables a la degradación. Por otra parte, estos accidentes geográficos, se están mostrando como auténticos oasis de vida, en algunas ocasiones conservando especies totalmente distintas a las que se encuentran en sus alrededores y con mayor afinidad con otros ecosistemas lejanos. Así por ejemplo, las montañas marinas cercanas a Madagascar albergan una fauna y flora más propia del Pacífico Sur australiano que de aguas africanas.

En la actualidad, las mayores amenazas para estas montañas marinas son la pesca con redes de arrastre de fondo y la explotación mineral.

Uno de los patrimonios montañosos más importantes de Europa se encuentra en su zona sur, frente a las aguas de la Península Ibérica y entre los archipiélagos de Azores, Madeira, Canarias (islas que junto a Cabo Verde forman los archipiélagos macaronésicos). En esta zona pueden encontrarse montañas y bancos de gran importancia como Gorringe, Seine, Dacia, Vigo, Galicia, Vasco da Gama, Ashton, Estremadura, Concepción, Unicorn, Josephine, Plato, Gran Meteoro, Ampere, Coral Match o Tyro.

En la reunión de Ministros de Pesca de la UE de la semana pasada, se aprobó finalmente proteger las montañas marinas de Azores, Madeira y Canarias del impacto del arrastre de fondo. Durante casi dos años, organizaciones como Oceana, WWF y Seas at Risk, han trabajado para conseguir este resultado.

Lamentablemente, el Banco Concepción (a tan solo unas 60 millas al nordeste de Lanzarote), una de las montañas submarinas más desconocidas para la ciencia pero que mayor amenaza sufre de ser destruida por la pesca de arrastre, quedó fuera de esta protección. De este modo, Canarias ha sido el único archipiélago macaronésico europeo que no ha conseguido proteger todas sus montañas. Otras montañas cercanas, como Ampere, Josephine, Gorringe, Ashtono o Vigo, al encontrarse en la Zona Económica Exclusiva peninsular de España y Portugal o en aguas internacionales, carecen de protección.

También en el Mediterráneo hay montañas marinas sin protección. Aunque de forma menos numerosa, pueden encontrarse algunas como la gran montaña de Erathostenes (entre aguas de Chipre y Turquía), Palinuro y Marsili en el Mar Tirreno frente a Italia, o decenas de volcanes submarinos de menores dimensiones en el Mar de Alborán.

Los trabajos que está realizando Oceana para conocer la importancia ecológica de estas montañas, están orientados a conseguir su protección dentro de la Unión Europea.

En la actualidad, esta organización ha centrado gran parte de su esfuerzo en conseguir la prohibición de la pesca de arrastre en las aguas de los archipiélagos macaronésicos.

Oceana confía en que la revisión de la Directiva de Hábitats en la Unión Europea en el año 2007 y los acuerdos internacionales, como OSPAR (para el Atlántico Nordeste) y la Convención de Barcelona (para el Mediterráneo),
acuerden la protección de todos estos parajes únicos.