Oceana presenta espectaculares imágenes submarinas del arte de arrastre cedidas a la organización por la Universidad de Alicante.
El video muestra un arrastrero destrozando el fondo de Posidonia oceanica mientras faena en la costa alicantina, al norte de la Reserva de Tabarca.
La organización internacional de investigación y conservación de los mares, llama de nuevo la atención sobre el impacto que las redes de arrastre están causando.
Remolcados por barcos que habitualmente sobrepasan la potencia reglamentaria, armados de cadenas y pesadas puertas de metal que mantienen el arte abierto mientras aran el fondo del mar y crean un efecto “embudo” hacia la red, los aparejos de arrastre crean graves impactos no sólo sobre las poblaciones de peces que pretenden capturar, sino en decenas de otras especies, tanto de peces como de crustáceos y moluscos.
Las artes de arrastre causan, además, graves daños sobre los fondos marinos, destruyendo áreas de suma fragilidad que tardarían décadas en recuperar sus niveles de biodiversidad, aún en el caso de que se dejase de arrastrar sobre ellas. La importancia de este impacto, advierte Oceana, se incrementa debido a que, en muchos casos, los patrones de los barcos arrastreros -aprovechándose de la tolerancia y la falta de inspección pesquera de la Administración- calan sus redes en zonas prohibidas, a profundidades inferiores a las permitidas y utilizando sistemas que reducen el tamaño de malla reglamentario, al objeto de capturar peces inmaduros.
Los investigadores de Oceana han tenido acceso a información gráfica que muestra el impacto de las redes de arrastre sobre distintas zonas teóricamente protegidas del Mediterráneo español, e incluso se ha hecho con filmaciones en donde se puede ver a barcos de arrastre pescando sobre praderas de posidonia -una planta marina rigurosamente protegida por la legislación nacional e internacional y que sólo se desarrolla en profundidades inferiores a 30 metros- muy por debajo del límite de 50 metros en los que se permite la pesca de arrastre.
“Los daños provocados por esta modalidad de pesca destructiva no solo causan la sobreexplotación de los stocks pesqueros, la captura de inmaduros y la degradación de los fondos, sino que al dañar las zonas de reproducción y cría de muchas especies impiden la recuperación de los caladero”, afirma Xavier Pastor, Director de Oceana en Europa. En otro orden de cosas, la destrucción de hábitats como el de la Posidonia oceanica -con frecuencia calificados como “los bosques submarinos”-provoca la reducción de la producción de oxígeno por parte de estas plantas, esencial para contribuir a reducir el impacto del efecto invernadero y el cambio climático.
Las praderas de posidonia actúan también como protección de la costa frente a la erosión provocada por el oleaje, por lo que al ser arrancadas por los arrastreros se favorece la desaparición de las playas.
Las deficiencias en la vigilancia de las actividades ilegales de los barcos de arrastre por parte de las autoridades pesqueras y medioambientales ha hecho que surjan distintas alternativas para proteger al menos algunas áreas frente a este tipo de pesca.
Una de las más efectivas es la instalación de barreras de arrecifes artificiales, que impiden el paso de redes de arrastre por las zonas en donde están ubicadas.
Mientras el catamarán Oceana Ranger se dispone a documentar los destructivos efectos de los arrastreros en otras áreas del Mediterráneo, como es el caso de la costa balear, intercambia material con muy distintos organismos científicos. En esta ocasión, las imágenes de la costa alicantina a las que nos referimos han sido cedidas a Oceana, para su libre divulgación, por el cámara submarino Jose Antonio Moya, del Taller de Imagen de la Universidad de Alicante, quien también ha filmado para Oceana la instalación de arrecifes artificiales, dentro de un proyecto impulsado por la Generalitat valenciana.
Informe “Los arrastreros europeos destruyen los océanos”, pincha en el siguiente vínculo: