Pesca Ilegal: Fraude en el pescado

El fraude en el pescado es un problema extendido por todo el mundo. La forma más común es el etiquetado erróneo, por el que una especie resulta sustituida por otra más barata en la venta al consumidor.

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El fraude en el pescado es un problema extendido por todo el mundo. La forma más común es el etiquetado erróneo, por el que una especie resulta sustituida por otra más barata en la venta al consumidor. Aunque el pescado y el marisco son alimentos comunes, muchas personas no saben qué están comiendo realmente.

 

El fraude en el pescado es un problema extendido por todo el mundo. La forma más común es el etiquetado erróneo, por el que una especie resulta sustituida por otra más barata en la venta al consumidor. Aunque el pescado y el marisco son alimentos comunes, muchas personas no saben qué están comiendo realmente.

El fraude en el pescado daña el medio ambiente, engaña al consumidor y va en contra de los esfuerzos de conservación por apoyar actividades pesqueras insostenibles o ilegales. Puede producirse en cualquier lugar de la cadena de suministro, del pescador al mayorista, distribuidor o restaurador. El problema viene originado por control y aplicación insuficientes de las normas de trazabilidad y etiquetado en los países europeos, que dejan colarse prácticas fraudulentas.

Las investigaciones de Oceana en Francia, Dinamarca y Bélgica revelaron casos de mal etiquetado de pescado, confirmando la idea de que el fraude está extendido por los países europeos, como han documentado numerosos estudios. Oceana pide a los gobiernos de la UE que garanticen que el pescado y marisco son seguros, legales y de orígenes sostenibles del barco al plato, mediante un sistema de trazabilidad completo y transparente y un etiquetado claro para los consumidores. Pedimos a la UE que haga extensivas las detalladas normas de etiquetado que existen para el pescado sin procesar a todo el pescado servido en restaurantes, para que los clientas puedan tomar decisiones informadas acerca del pescado que comen. Cada especie debe designarse con un único nombre para evitar confusión, como ya ocurre en pescaderías y supermercados. Asimismo, Oceana recomienda a los consumidores que tengan cuidado si un pescado parece demasiado barato y les anima a preguntar a los camareros sobre el pescado que sirven (qué especie es, dónde y cómo fue capturada). Esto mostrará que hay una demanda de mayor transparencia y provocará una reacción en cadena hacia los proveedores.

Hay diversas explicaciones para el fraude en el pescado y marisco. El mal etiquetado suele provenir en parte por incentivos económicos para imitar un producto más caro (ej. servir atún claro como si fuera atún rojo). En algunos casos, se origina en una mala gestión pesquera.

Los stocks de peces de la UE se hallan en una situación alarmante, con el 48% de los del Atlántico Nordeste y el 93% del Mediterráneo sobreexplotados. Sin embargo, la UE es un importante mercado de pescado: en 2011, el consumo anual de pescado y marisco per capita fue de 24,5 kg. Al ir disminuyendo las existencias del pescado consumido tradicionalmente, la demanda se satisface mediante importaciones de productos pesqueros similares. En la actualidad, la UE importa un 65% del pescado que consume.

Todos los años, Oceana solicita que los límites de capturas se establezcan según las recomendaciones científicas. Consideramos que es el único medio para recuperar los stocks y que puedan producir su Rendimiento Máximo Sostenible. Este reducirá nuestra dependencia de pescado procedente de terceros países y debe alcanzarse en 2020 según la Política Pesquera Común.

También trabajamos activamente contra la pesca pirata. El mal etiquetado puede utilizarse para blanquear producto procedente de la pesca ilegal, No Declarada y No Reglamentada, que daña los stocks pesqueros y los ecosistemas marinos y pone el peligro la subsistencia de los pescadores honrados. En IUUWatch.eu pueden encontrarse noticias sobre este problema mundial.