Fraude en el pescado

 

El fraude en el pescado es la práctica de engañar a los consumidores para aumentar los beneficios. Además de estafar a los compradores, estas actividades pueden influir negativamente en los esfuerzos de conservación marina y la salud humana.

Entre los tipos de fraude en el pescado se encuentran sustituir una especie por otra sin cambiar la etiqueta, añadir menos pescado en el paquete que lo indicado por la etiqueta, añadir demasiado hielo para aumentar el peso y transportar productos pesqueros a través de diferentes países para evitar derechos de aduana.

Aunque el pescado es uno de los alimentos más populares, rutinariamente se da poca o ninguna información a los consumidores sobre su procedencia. Además, la información aportada por la etiqueta es con frecuencia engañosa o fraudulenta.

Las pruebas de ADN están confirmando que el fraude está inquietantemente generalizado en el pescado. Tanto científicos como investigadores aficionados han sacado a la luz fraude en el pescado en Norteamérica y Europa.

Consecuencias

El fraude en el pescado puede producirse en cualquier eslabón de la cadena de suministro: el restaurante, el distribuidor o la fase de procesado y empaquetado. Además de estafar a los consumidores, entre sus consecuencias se encuentran:

  • Amenaza directa a la salud humana. La especie que se hace pasar por otra puede estar repleta de contaminantes, toxinas o alérgenos causantes de problemas sanitarios.
  • Creación de un mercado para la pesca ilegal al facilitar el “lavado” en la UE de productos pesqueros capturados ilegalmente. Esto socava los esfuerzos conservacionistas contra la sobrepesca y las capturas accidentales de especies en peligro y perjudica a los pescadores honrados.
  • El mal etiquetado dificulta el consumo sostenible. Los esfuerzos conservacionistas destinados al mercado dependen de la capacidad del consumidor de hacer compras informadas sobre una especie concreta. Esto es prácticamente imposible si el pescado está mal etiquetado.
  • Engaño al consumidor sobre la verdadera abundancia de pescado y el estado del medio marino. El mal etiquetado oculta la gravedad de la sobrepesca y preserva la apariencia de un suministro continuo de especies populares de pescado, de modo que el público general desconoce que la especie se halla en una seria situación.  

La sobrepesca continúa siendo una plaga de los océanos, con un 87% de los stocks mundiales completamente explotados o sobreexplotados. Pese a la creciente preocupación sobre el origen de la comida, a los consumidores se les sirve a menudo el pescado equivocado, una especie completamente diferente de la que han pagado.