Overview
Los investigadores marinos de Oceana llevaron a cabo la segunda expedición marina al Mar del Norte en 2017. Este proyecto de investigación de dos meses -financiado por la Dutch Postcode Lottery (la mayor lotería benéfica de los Países Bajos)- documentó los hábitats y especies del fondo marino en 16 áreas de interés. El objetivo global de este estudio consiste en reforzar la red de Áreas Marinas Protegidas (AMP) en el Mar del Norte. Durante la expedición, Oceana contó con la organización neerlandesa Stichting De Nordzee (‘Fundación del Mar del Norte’) como principal socia.
El Mar del Norte
El Mar del Norte cubre un área de 750 000 km2. Si bien su profundidad oscila entre 30 y 750 metros, la mayor parte de su extensión es poco profunda, con un fondo medio de solo 90 metros. Es considerado uno de los mares más productivos del mundo, con una amplia diversidad de plancton, peces, aves marinas y otros organismos que habitan en su lecho marino. El Mar del Norte también presenta un alto valor socioeconómico, debido a sus pesquerías, plantas de extracción de petróleo y gas, puertos e industrias, lo que a su vez lo convierte en uno de los mares más concurridos y altamente afectados de todo el planeta. Los impactos más negativos en su biodiversidad proceden de las pesquerías y de la eutrofización, junto con una larga lista de otras amenazas, incluyendo: la polución de origen doméstico e industrial, el tráfico naviero, ciertas infraestructuras como las plataformas de extracción de petróleo y gas, los parques eólicos, cables y tuberías, los desarrollos costeros y las maniobras militares.
La actividad humana
Las presiones directas derivadas de la actividad humana han afectado gravemente al estado natural de los ecosistemas de esta región, por lo que el Mar del Norte es considerado una de las áreas marinas más dañadas del planeta. Por culpa de la sobrepesca, los peces más grandes escasean y algunas especies han sido tan diezmadas que ya han sido clasificadas como amenazadas en la Lista Roja de la UICN y en la lista OSPAR de especies amenazadas y en declive; las capturas incidentales, por su lado, también están afectando a la abundancia de especies no comerciales, como las marsopas comunes. Los hábitats del fondo marino también se han visto dañados por toda una serie de actividades humanas: cada año, los arrastreros barren un área de lecho marino equivalente a más del 40 % de todo el Mar del Norte; se extraen grandes cantidades de arena y gravilla para la construcción, el mantenimiento de las playas y otros usos; se dragan y vierten sedimentos en cientos de lugares y se han implantado enormes infraestructuras, como parques eólicos y cableados, incrementando así la producción de energía en alta mar.
Aunque en comparación con algunas otras zonas marinas, el Mar del Norte es considerado una región relativamente bien estudiada, la vida del lecho marino de muchos de sus lugares aún se conoce muy poco. Por eso es necesaria una mayor exploración y documentación de sus especies y hábitats marinos, con el fin de poder identificar y proteger aquellas áreas ecológicamente más importantes, especialmente en aquellas en las que existen especies amenazadas o hábitats sensibles.
ÁREAS MARINAS PROTEGIDAS (AMP)
La red actual de AMP del Mar del Norte sufre toda una serie de carencias. Por ejemplo, la mayoría de ellas se ubican en zonas costeras, en vez de mar adentro, lo que deja demasiado desprotegidas a las especies de alta mar, incluyendo a aquellas sujetas a explotación comercial. Además, numerosas AMP no están siendo bien gestionadas, lo que está limitando su eficacia en el cumplimiento de sus objetivos de conservación. Durante esta investigación sobre el terreno, la expedición de Oceana analizó tanto áreas costeras como de alta mar, de las cuales necesitamos más información de primera mano para mejorar la protección de su vida marina, ya sea mediante la designación de nuevas AMP, la ampliación de algunas existentes o la implementación de medidas de gestión más sólidas, asegurando así la eficaz protección de especies y hábitats vulnerables dentro de estas áreas.
La expedición
Esta expedición -la 27ª realizada por Oceana en Europa-fue la segunda que se realizó en las aguas del Mar del Norte. A lo largo de ocho semanas, exploramos el fondo oceánico en aguas de Alemania, Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Reino Unido, a bordo del barco Neptune. Los resultados de la expedición se sumarán a nuestras investigaciones iniciadas en la región en 2016. A lo largo de esta expedición, exploramos nuevos sitios que necesitan protección marina y regresamos a algunos de los lugares ya estudiados anteriormente pero que aún requirieron un mayor análisis.
Los lugares a investigar fueron elegidos tras consultas con organismos gubernamentales y autoridades locales, investigadores y ONG en cada uno de los países donde se van a llevar cabo exploraciones; los datos recopilados por Oceana serán libremente compartidos con estos actores y con otras instituciones y expertos, con el fin de fomentar un mayor esfuerzo de conservación del Mar del Norte.
En lo relativo a lograr cambios significativos en las políticas, esta expedición coincidió con un momento clave para la gestión de las pesquerías en la región, puesto que los legisladores europeos iniciaron las negociaciones finales en torno al plan de gestión multianual para poblaciones de peces demersales en el Mar del Norte, incluyendo entre los mismos a los bacalaos, eglefinos y lenguados.
ALTA TECNOLOGÍA
El equipo científico a bordo del Neptune va a ir recolectar datos a más de 600 metros de profundidad, con la ayuda del vehículo de control remoto ROV de Oceana, un robot submarino que es capaz de captar imágenes y vídeos de alta definición de la vida marina. A lo que se va a sumar la información recopilada por submarinistas profesionales, mediante la recogida de muestras de sedimentos y el uso de ecosondas multihaz, que van a permitir una cartografía, identificación y documentación más detalladas de las comunidades marinas que viven en el fondo oceánico.
Oceana agradece a la Lotería del Código Postal holandesa que generosamente haya financiado su expedición al Mar del Norte. Durante la expedición, Oceana trabajó en estrecha colaboración con agentes sociales de la zona, incluyendo gobiernos, científicos y ONG.