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Más del 90% del comercio mundial se realiza por mar a través de unos 90.000 buques. Al igual que otros modos de transporte que utilizan combustibles fósiles, los barcos emiten dióxido de carbono, lo que contribuye significativamente al cambio climático y a la acidificación del océano. Además de dióxido de carbono, los barcos también emiten una serie de contaminantes que agravan el problema.
Más del 90% del comercio mundial se realiza por mar a través de unos 90.000 buques. Al igual que otros modos de transporte que utilizan combustibles fósiles, los barcos emiten dióxido de carbono, lo que contribuye significativamente al cambio climático y a la acidificación del océano. Además de dióxido de carbono, los barcos también emiten una serie de contaminantes que agravan el problema.
La industria naval es responsable de una gran parte del problema del cambio climático. Más del 3% de las emisiones globales de dióxido de carbono pueden relacionarse con el transporte naval. Se trata de una cantidad comparable a la de los principales países emisores de carbono, y el sector sigue creciendo.
De hecho, si el transporte naval del mundo fuese un país, sería el sexto emisor de gases con efecto invernadero. Sólo los Estados Unidos, China, Rusia, India y Japón emiten más dióxido de carbono que la flota mundial. Sin embargo, las emisiones de dióxido de carbono procedentes de embarcaciones no están reguladas.
Oceana trabaja para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero procedentes de la industria naval, y solicita a los gobiernos que regule dichas emisiones.
Junto a Earthjustice, Amigos de la Tierra y el Centro para la Diversidad Biológica, Oceana presentó en octubre de 2007 una petición en EE UU para que se regulasen esas emisiones.
Al no obtener respuesta, en julio de 2008 Oceana, junto con la coalición de grupos medioambientales y los fiscales generales de varios estados norteamericanos, remitió una carta en la que advertía a EPA de un pleito inminente si no respondía a la petición