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En el mundo existen más de 80 especies diferentes de cetáceos. El número total se desconoce ya que continúan descubriéndose nuevas especies de delfines, zifios y ballenas. Además, la información disponible sobre su estado de conservación a nivel mundial abarca menos de la mitad de las especies.
En el mundo existen más de 80 especies diferentes de cetáceos. El número total se desconoce ya que continúan descubriéndose nuevas especies de delfines, zifios y ballenas. Además, la información disponible sobre su estado de conservación a nivel mundial abarca menos de la mitad de las especies.
La protección de cetáceos, además de tener valor por sí misma, puede ser una importante herramienta para la protección de ecosistemas marinos ya que la Directiva Hábitat recomienda la creación de áreas marinas protegidas para la conservación de estas especies. La legislación española recoge la presencia de cetáceos como uno de los motivos para la creación de Parques Nacionales.
El carácter sociable de estos animales marinos y su distribución cercana a costa y a poca profundidad han despertado la simpatía del hombre y son unas de las especies marinas mas consideradas en los convenios de protección. Pero esta sociabilidad también los pone en riesgo al quedar atrapados en redes de pesca, chocar con embarcaciones o ser víctima de los sónares.
Oceana desarrolla campañas en las que recoge datos científicos sobre el avistamiento de cetáceos. Esta información se incorpora en los estudios de los fondos marinos para destacar la necesidad de declarar áreas marinas protegidas. También ha desarrollado estudios específicos sobre el estado de los cetáceos en el área galaico-cantábrica y la necesidad de incrementar los esfuerzos para su protección.
La selectividad en las artes de pesca y el uso de artes no agresivas con el entorno es otra de las líneas de trabajo de Oceana para la protección de los cetáceos. El caso de las redes de deriva en el Mediterráneo es uno de los más graves ya que atrapan miles de cetáceos, tortugas y otras especies de forma indiscriminada. La pesca de arrastre tiene también una incidencia directa en la captura accidental de cetáceos y en la destrucción de sus hábitats.
Oceana ha trabajado para establecer medidas que minimicen el impacto con embarcaciones y la eliminación de los sónares que afectan a la comunicación y orientación de los cetáceos.
Oceana ha realizado un estudio en la zona galaico-cantábrica, en el que propuso la declaración de áreas marinas protegidas con interés para los cetáceos en dicha zona.