Esta pasada noche he podido contemplar con pasmo una hermosa escena que parecía sacada de una película romántica: una gigantesca luna roja alzándose con Malta como telón de fondo, acompañada de fuegos artificiales chisporroteando en ambos extremos de la isla. El Ranger por la noche parece un hotel de 5 millones de estrellas: el espectáculo de la Vía Láctea y de las estrellas fugaces sobre el mar te corta la respiración. Pero, ¿se trataba solo de la calma que antecede a la tormenta?